Obra personal
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Métodos eficaces para hombres de talentos comunes
—Los
hombres de talentos comunes pueden realizar más por el trabajo
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personal de casa en casa que instalándose en lugares populares a
gran costo, o alquilando salones y tratando de llamar a las multitudes.
La influencia personal es un poder. Cuanto más directa sea nuestra
obra en favor de nuestros semejantes, tanto mayor bien realizará...
Debéis acercaros a las personas por quienes trabajáis, para que no
solamente oigan vuestra voz, sino os estrechen la mano, aprendan
vuestros principios y comprendan vuestra simpatía.—
The Review
and Herald, 8 de diciembre de 1885
.
Enseñando a vivir con salud mediante el trabajo personal
—
Ningún maestro de la verdad debería pensar que su educación está
completa hasta tanto haya estudiado los principios que rigen la salud
y que haya aprendido la influencia de las prácticas correctas sobre
la vida espiritual. Debería estar calificado para hablar a la gente
con un buen conocimiento del tema acerca de estas cosas, y para
dar un ejemplo que dé fuerzas a sus palabras. La enseñanza de
hábitos correctos forma parte de la obra del ministro evangélico,
y el ministro encontrará muchas oportunidades para instruir a las
personas con quienes se relaciona.
En sus visitas de casa en casa debería procurar comprender las
necesidades de la gente, presentar los principios correctos e impartir
instrucción acerca de las cosas que son para su mayor bien. A los
que tienen un régimen pobre debería sugerirles que añadan más
alimentos, y a los que viven en forma extravagante, que cargan sus
mesas con platos innecesarios y perjudiciales, tortas con abundancia
de grasa y ázucar, pasteles y condimentos, debería presentarles el
régimen que es indispensable para la salud y que contribuye a la
espiritualidad.—
Carta 19, 1892
.
Los ministros deben dar estudios bíblicos
Discursos cortos; más estudios bíblicos
—Evitad los sermones
largos. La gente no puede retener la mitad de los discursos que
escuchan. Dad discursos cortos y más estudios bíblicos. Este es el
tiempo para hacer que cada punto sea tan claro como un hito.—
Carta
102a, 1897
.