Página 383 - El Evangelismo (1994)

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El instructor bíblico
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mientras en todas partes hay muchos que nunca han recibido una
explicación de la verdad.—
Carta 8, 1909
.
Los obreros serán guiados a los hogares de los interesados
Luz, luz de la Palabra de Dios: esto es lo que la gente necesita. Si
los maestros de la Palabra están dispuestos, el Señor los guiará a una
relación más estrecha con la gente. Los guiará a los hogares de los
que necesitan y desean la verdad; y cuando los siervos de Dios se
dediquen a la tarea de buscar a las ovejas perdidas, sus facultades
espirituales serán despertadas y puestas en actividad.—
The Review
and Herald, 29 de diciembre de 1904
.
Con una fuerza diez veces mayor
—Si se dedicara la mitad del
tiempo que ahora se ocupa en la predicación a las visitas de casa
en casa, se verían resultados favorables. Se realizaría mucho bien,
porque los obreros podrían acercarse más a la gente. El tiempo em-
pleado en tranquilas visitas a las familias, y mientras se habla a Dios
en oración, se lo alaba con himnos, y se explica su Palabra, con fre-
cuencia hará más bien que una serie de reuniones públicas. Muchas
veces las mentes son impresionadas diez veces más mediante los
llamamientos personales que por cualquier otra clase de trabajo. La
familia a quien se visita en esta forma recibe un testimonio personal.
Los miembros que realizan esas visitas no se encuentran en una
reunión promiscua en la que no puedan explicar a su prójimo las
verdades que escuchan. Se les habla fervorosamente y con bonda-
dosa solicitud. Se les permite expresar libremente sus objeciones, y
cada una de ellas puede contrarrestarse con un “así dice Jehová”. Si
esta obra es hecha con humildad por aquellos cuyos corazones están
imbuidos con el amor de Dios, se cumplirán estas palabras: “La
exposición de tus palabras alumbra; hace entender a los simples”.
Salmos 119:130
.—
Carta 95, 1896
.
Algunas personas parecen inabordables
—Los que trabajan
para Dios encontrarán que algunas personas son inabordables. Pare-
cen ofenderse porque se invade la intimidad de su fe y devoción, y no
consideran con bondad a los colaboradores de Dios. Estos obreros
deben apartar su vista del yo para fijarla en Jesús y dar cuidadosa
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atención a las instrucciones que se encuentran en su Palabra.—
Carta
5, 1896
.