Página 384 - El Evangelismo (1994)

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El Evangelismo
Las mujeres en la evangelización
En este tiempo de crisis
—El Señor tiene una obra para las
mujeres así como para los hombres. Ellas pueden ocupar sus lugares
en la obra del Señor en esta crisis, y él puede obrar por su medio. Si
están imbuidas del sentido de su deber, y trabajan bajo la influencia
del Espíritu Santo, tendrán justamente el dominio propio que se
necesita para este tiempo. El Salvador reflejará, sobre estas mujeres
abnegadas, la luz de su rostro, y les dará un poder que exceda al
de los hombres. Ellas pueden hacer en el seno de las familias una
obra que los hombres no pueden realizar, una obra que alcanza
hasta la vida íntima. Pueden llegar cerca de los corazones de las
personas a quienes los hombres no pueden alcanzar. Se necesita su
trabajo.—
The Review and Herald, 26 de agosto de 1902
.
Mujeres que lleven la obra en el corazón
—Las mujeres que
tienen la obra en el corazón, pueden realizar una tarea en los distri-
tos en que residen. Cristo habla de las mujeres que lo ayudaron a
presentar la verdad a los demás, y Pablo habla también de mujeres
que trabajaron con él en el Evangelio. Pero cuán limitada es la obra
hecha por las que podrían hacer un gran trabajo si quisieran.—
Carta
31, 1894
.
Cuando mujeres creyentes sienten preocupación por las al-
mas
—He pensado que con su experiencia, bajo la supervisión de
Dios, Ud. podría ejercer su influencia para poner en acción formas
de trabajo donde las mujeres puedan unirse juntamente para laborar
con el Señor. Ciertamente debería haber un gran número de mujeres
dedicadas a ministrar a la humanidad doliente, a elevarla y educarla
para que crean—nada más que para que crean—en Jesucristo nues-
tro Salvador. Y a medida que las almas se den al Señor Jesús, y se
entreguen completamente, comprenderán la doctrina...
Me siento apenada porque nuestras hermanas de los Estados
Unidos no están haciendo más de lo que podrían hacer por el Señor
Jesús. Si esperan en Cristo, recibirán valor, fuerza y fe para realizar
la obra. A muchas mujeres les gusta hablar. ¿Por qué no podrían
hablar las palabras de Cristo a las almas que perecen? Cuanto más
estrechamente nos relacionamos con Cristo, tanto más aprende el
corazón la condición desesperada de las almas que no conocen a