Página 400 - El Evangelismo (1994)

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El Evangelismo
ellos las grandes verdades del reino. También nosotros debemos
aprender a adaptar nuestras labores a la condición de la gente: a
encontrar a los hombres donde están. Aunque las exigencias de la
ley de Dios han de ser presentadas al mundo, no debemos nunca
olvidar que el amor—el amor de Cristo—es el único poder que puede
enternecer el corazón e inducirlo a la obediencia.
Todas las grandes verdades de las Escrituras se centralizan en
Cristo; debidamente comprendidas todas conducen a él. Preséntese
a Cristo como el alfa y la omega, el principio y el fin del gran plan
de redención. Presentad a la gente temas tales que fortalezcan su
confianza en Dios y en su Palabra y la induzcan a investigar sus
enseñanzas por sí misma. Y a medida que los hombres avancen
paso a paso en el estudio de la Biblia, estarán mejor preparados para
apreciar la hermosura y la armonía de estas preciosas verdades.—
The Review and Herald, 13 de junio de 1912
.
La presentación, después de la conversión, de las verdades
que constituyen una piedra de toque
—No debéis creer que es
vuestro deber introducir argumentos sobre la cuestión del sábado al
encontraros con la gente. Si las personas mencionan el tema decidles
que ésta no es vuestra preocupación ahora. Pero cuando entregan el
corazón, la mente y la voluntad a Dios, están entonces preparadas
sin prejuicio para pesar la evidencia con respecto a estas verdades
solemnes que constituyen una piedra de toque.—
Carta 77, 1895
.
El mensaje es más que un argumento
—Las frases formales
y hechas, la presentación de temas meramente argumentativos, no
da por resultado ningún bien. El amor subyugante de Dios en los
corazones de los obreros será reconocido por aquellos por quienes
trabajan. Las almas están sedientas de las aguas de vida. No seáis
cisternas vacías. Si les reveláis a ellos el amor de Cristo, induciréis a
los hambrientos y sedientos a ir a Jesús, y él les dará el pan de vida
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y las aguas de la salvación.—
Carta 77, 1895
.
Relatad vuestra propia experiencia en la conversión
—Poned
en acción todas vuestras energías espirituales. Decid a aquellos a
quienes visitáis que el fin de todas las cosas está cerca. El Señor
Jesucristo abrirá los corazones y hará sobre las mentes impresiones
duraderas. Procurad arrancar a los hombres y mujeres de su insensi-
bilidad espiritual. Decidles cómo hallasteis a Jesús y cuál ha sido
vuestra felicidad desde el día en que empezasteis a servirle. Decidles