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El Evangelismo
Contra el tabaco y en favor de la temperancia
El hombre ha vendido su razón
—Satanás está cautivando al
mundo mediante el uso del licor y el tabaco, el té y el café. La mente
dada por Dios, que debiera mantenerse clara, se pervierte por el
uso de los narcóticos. El cerebro queda incapacitado para discernir
correctamente. El enemigo obtiene el control. Los hombres han
vendido su razón a cambio de aquellas cosas que los enloquecen.
No tienen idea de lo que es correcto. Sin embargo la maldición del
licor ha sido legalizada y causa estragos indecibles en las manos de
los que se complacen en meterse con aquello que no sólo arruina a
la pobre victima sino también a toda su familia.
La maldición del consumo del licor queda demostrada por los
terribles asesinatos que ocurren. La intemperancia está muy difundi-
da. Resulta difícil determinar en qué medida las drogas intoxicantes
pervierten los sentidos de los hombres.—
Manuscrito 11, 1899
.
Un deber importante
—Hace años considerábamos la difusión
de los principios de temperancia como uno de nuestros deberes
más importantes. Asimismo deberíamos considerarlo hoy.—
Medical
Ministry, 266 (1907)
.
Métodos para presentar el mensaje de temperancia
—El te-
ma de la temperancia debe ser presentado con fuerza y claridad.
Muéstresele a la gente que resultará bendición para ella la práctica
de los principios de salud. Vean las personas lo que Dios se ha pro-
puesto que lleguen a ser los hombres y las mujeres. Señalad el gran
sacrificio hecho para la elevación y el ennoblecimiento de la raza
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humana. Con la Biblia en la mano, presentad los requerimientos de
Dios. Decid a los oyentes que él espera que usen las facultades de la
mente y el cuerpo de manera tal que lo honren. Mostradles cómo el
enemigo está tratando de arrastrar a los seres humanos hacia abajo,
induciéndolos a complacer el apetito pervertido.
Decidles con claridad, sencilla y fervorosamente, cómo millares
de mujeres y de hombres están usando el dinero de Dios para co-
rromperse a sí mismos y para hacer de este mundo un infierno. Se
gastan millones en lo que enloquece a los hombres. Presentad este
asunto con tanta claridad que su fuerza no pueda sino advertirse.
Hablad luego a vuestros oyentes acerca del Salvador, que vino a este
mundo para salvar a los hombres y mujeres de todas las prácticas