Página 444 - El Evangelismo (1994)

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El Evangelismo
misionera es un medio para conseguir esto. No sabemos cuánto
prejuicio se suprime cuando la gente se pone en relación con obreros
médicos misioneros genuinos. Al tratar médicos y enfermeras de
hacer en favor de los que sufren la obra que Cristo realizó cuando
estuvo en esta tierra, la verdad para este tiempo obtendrá acceso a
sus mentes y corazones”...
Los cultos vespertinos celebrados en nuestros sanatorios debie-
ran conducirse en tal forma que se dé oportunidad para formular
preguntas.—
Carta 213, 1902
.
Asuntos doctrinales
—La sala del sanatorio, donde se reúne un
grupo heterogéneo de pacientes, no es el lugar donde debe hablarse
de temas doctrinales. Ganen la confianza nuestras vidas consecuen-
tes y despierten el deseo de conocer la razón por la cual creemos en
la forma como lo hacemos. Luego invítese a los que preguntan a que
asistan a las reuniones del sábado.—
Manuscrito 53, 1899
.
Una restricción juiciosa
—Tenéis una obra importante que lle-
var a cabo en los sanatorios. En vuestro ministerio en favor de los
pacientes, no permitáis que obtengan la impresión de que estáis muy
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ansiosos de que ellos comprendan y acepten nuestra fe. Es natural
que se manifieste un intenso fervor para conseguir esta finalidad.
Pero con frecuencia se hace necesaria una restricción juiciosa. En
algunos casos las palabras que podrían parecer apropiadas causarían
un gran daño y cerrarían una puerta que de otro modo se habría
mantenido abierta.
Manifestad tierno amor y poned en práctica vuestra paciencia
con buen juicio. Cuando veis una buena oportunidad de afirmar una
verdad en forma contundente en una conversación, pero hiriendo
a vuestro interlocutor, es mejor que os abstengáis de hacerlo. No
presentéis en todas las ocasiones las pruebas más firmes que poseáis,
porque esto hará surgir la sospecha de que os proponíais solamente
convertir a vuestro interlocutor a la fe adventista.
La Palabra sencilla de Dios tiene un gran poder para convertir a la
verdad. Dejad que la Palabra hable y haga su obra. Manifiéstese buen
juicio en las reuniones de evangelización. No forcéis la presentación
de un punto que sea una piedra de toque. Esperad hasta que se
hagan preguntas. Dejad que vuestro ejemplo enseñe. Dejad que las
palabras y las obras demuestren que creéis las palabras del Maestro
viviente.—
Carta 308, 1906
.