Página 467 - El Evangelismo (1994)

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La obra en favor de ciertas clases especiales
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salvar a los pobres pecadores que han sido pasados por alto por
las iglesias constituirá la cuña de entrada donde la verdad hallará
lugar permanente. Hay que establecer un orden diferente de cosas
entre nosotros como pueblo, y al hacer esta clase de obra se creará
una atmósfera completamente diferente que rodeará las almas de
los obreros, porque el Espíritu Santo se comunica a todos los que
se ocupan en el servicio de Dios, y los que reciben la influencia
del Espíritu Santo constituirán un poder para el bien que elevará,
fortalecerá y salvará a las almas que están a punto de perecer.—
Manuscrito 14a, 1897
.
Hay que impedir que la gente se eche al abandono
Debemos utilizar nuestros medios y nuestra influencia para pro-
clamar la verdad que impedirá que la gente se eche al abandono. Si
realizamos la obra que el Señor nos ha dado, la verdad alcanzará en
diversas formas a muchos que pertenecen a esta clase. Pero no debe-
mos descuidar la obra que el Señor nos ha indicado especialmente
que llevemos a cabo. Hay que alcanzar a todas las clases.
Si los que trabajan por los que se han echado al abandono, por los
caídos, lo hacen en el temor del Señor, esforzándose por conseguir
que las personas por quienes trabajan comprendan qué es la verdad,
muchos de esos desheredados se distinguirán como hijos de Dios.—
Carta 143, 1904
.
La selección de los obreros para que trabajen por los des-
heredados
—Hay que ejercer gran cuidado al trabajar por los des-
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heredados. No hay que enviar a hombres y mujeres jóvenes a los
lugares más bajos de nuestras ciudades. Los ojos y los oídos de estos
obreros jóvenes deben mantenerse alejados del mal. Hay mucho que
los jóvenes pueden hacer por el Maestro. Si velan, oran y confían en
Dios, estarán preparados para llevar a cabo diversas clases de trabajo
excelente bajo la supervisión de obreros experimentados.—
Medical
Ministry, 312 (1901)
.
Los extranjeros que moran entre nosotros
Hay que alcanzar a los de diferentes nacionalidades, clases
y credos
—Cristo no admitía distinción alguna de nacionalidad,
jerarquía social, ni credo. Los escribas y fariseos deseaban hacer de
los dones del cielo un beneficio local y nacional, y excluir de Dios al