Página 47 - El Evangelismo (1994)

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Comunidades menores y zonas rurales
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La gente común ha de tomar su lugar entre los obreros. Al com-
partir los dolores de sus semejantes, así como el Salvador participó
en los dolores de la humanidad, lo verán por la fe trabajando con
ellos.—
Testimonies for the Church 7:270-272 (1902)
.
Obreros jóvenes para lugares difíciles
—Los jóvenes y las se-
ñoritas que se consagren a la tarea de enseñar la verdad y trabajar por
la conversión de las almas, deben primeramente ser vitalizados con
el Espíritu Santo, y después de eso podrán salir fuera del campamen-
to, a los lugares menos prometedores. El Señor no ha dado la tarea de
predicar en las iglesias a los que tienen poca experiencia. El mensaje
ha de ser proclamado por los caminos y los vallados.—
Manuscrito
3, 1901
.
Hombres y mujeres casados en territorios descuidados
Salgan hombres y mujeres casados que conozcan la verdad a los
campos descuidados para alumbrar a otros. Sigan el ejemplo de los
que han hecho obra de avanzada en campos nuevos. Trabajad sabia-
mente en lugares donde podéis obrar mejor. Aprended los principios
de la reforma pro salud, a fin de que podáis enseñarlos a otros. Leed
y estudiad los varios libros y periódicos sobre el tema de la salud,
aprended a dar tratamientos a los enfermos, y a efectuar así una obra
mejor para el Maestro.—
Carta 136, 1902
.
Llevado por los que proceden de los centros populosos
—Los
miembros de nuestro pueblo que viven en centros populosos ob-
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tendrían una valiosa experiencia si, con sus Biblias en sus manos y
con sus corazones abiertos para recibir las impresiones del Espíritu
Santo, salieran a las zonas populosas y a las regiones rurales con el
mensaje que han recibido.—
The Review and Herald, 2 de agosto de
1906
.
En las montañas y los valles
—Mientras me encontraba en La-
keport [en el norte de California] fui profundamente impresionada
por el hecho de que allí había un lugar donde debía llevarse a cabo
fielmente la tarea de dar a la gente el mensaje de verdad. En esta
región montañosa hay muchas almas que necesitan las verdades
del mensaje del tercer ángel. Bajo la influencia del Espíritu Santo
debemos proclamar la verdad para este tiempo entre estos poblados
de las montañas y los valles. Hay que hacer resonar una vez tras
otra sus solemnes advertencias. Y el mensaje hay que predicarlo
rápidamente; hay que presentarlo línea tras línea y precepto tras pre-