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El Evangelismo
la luz de la Palabra o del Espíritu de Dios. Se burlan de los magos
de la antigüedad, mientras el gran engañador ríe en triunfo cuando
ellos se someten a sus artes presentadas en una forma distinta.
Estos instrumentos satánicos pretenden curar la enfermedad.
Atribuyen su poder a la electricidad, al magnetismo o a los así
llamados “remedios simpáticos”, cuando en realidad no son más
que canales de las corrientes eléctricas de Satanás. Por este medio él
arroja su ensalmo sobre los cuerpos y las almas de los hombres.—
The Signs of the Times, 24 de marzo de 1887
.
El camino del infierno
—Se emplea una filosofía vana para
hacer aparecer el camino del infierno como un camino seguro. Con
la imaginación exaltada y las voces investidas con un tono musical,
describen el camino ancho como una senda de alegría y gloria. La
ambición ofrece a las almas engañadas, como Satanás presentó a
Eva, una libertad y una felicidad de las que podrían disfrutar, que
nunca pensaron que fuesen posibles. Se alaba a hombres que han
viajado por el camino ancho del infierno y que después de morir
son exaltados a las posiciones más elevadas en el mundo eterno.
Satanás, ataviado con un ropaje brillante, apareciendo como un ángel
exaltado, tentó al Redentor del mundo, pero sin tener éxito. Pero
cuando se presenta al hombre ataviado como ángel de luz, tiene más
éxito. Oculta sus horribles propósitos y consigue muy bien engañar a
los incautos que no están firmemente anclados en la verdad eterna.—
The Review and Herald, 10 de abril de 1875
.
El poder de la oración para hacer frente a Satanás
—La ora-
ción de fe constituye la gran fortaleza de los cristianos, y con toda
seguridad prevalecerá contra Satanás. Esta es la razón por la cual él
insinúa que no tenemos necesidad de la oración. El detesta el nom-
bre de Jesús, nuestro Abogado; y cuando acudimos a él con todo
fervor en busca de ayuda, las huestes de Satanás se alarman. Cuando
descuidamos la oración servimos muy bien a sus propósitos, porque
entonces recibimos mejor sus maravillas mentirosas.—
Testimonies
for the Church 1:296 (1862)
.
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Fanatismo y extremismo
La falsificación de los dones espirituales
—Surgieron muchos
errores, y aunque yo era entonces poco más que una niña, fui enviada