Página 503 - El Evangelismo (1994)

Basic HTML Version

El trato con la falsa ciencia, los cultos, los ismos y las sociedades secretas
499
Los falsos maestros interpretan mal las profecías
—En nues-
tra época, tal como ocurriría en los días de Cristo, puede haber una
comprensión e interpretación errónea de las Escrituras. Si los judíos
hubieran estudiado las Escrituras con fervor y con oración, su inves-
tigación los habría recompensado con un verdadero conocimiento
del tiempo, y no sólo del tiempo, sino también de la manera en la
cual Cristo aparecería. No habrían confundido la gloriosa segunda
venida de Cristo con su primer advenimiento. Tenían el testimonio
de Daniel; tenían el testimonio de Isaías y de otros profetas, tenían
[445]
las enseñanzas de Moisés; y ahí estaba Cristo en medio de ellos,
y ellos todavía investigaban las Escrituras en busca de evidencias
concernientes a su venida. Y estaban haciendo a Cristo las mismas
cosas profetizadas que le harían. Estaban tan cegados que no sabían
lo que estaban haciendo.
Y muchos están haciendo la misma cosa hoy, en 1897, porque
no tienen experiencia en el mensaje probatorio comprendido en los
mensajes del primero, segundo y tercer ángeles. Hay quienes investi-
gan las Escrituras en busca de pruebas que digan que esos mensajes
se encuentran en el futuro. Captan la verdad de los mensajes pero
fallan en darles el lugar que les corresponde en la historia profética.
Por lo tanto los tales corren el peligro de descarriar al pueblo en lo
que respecta a la ubicación de los mensajes. No ven ni comprenden
el tiempo del fin ni cuándo ubicar los mensajes. El día del Señor se
aproxima con pasos furtivos, pero hombres supuestamente sabios y
grandes charlatanean sobre “educación superior”. No conocen las
señales de la venida de Cristo ni del fin del mundo.—
Manuscrito
136, 1897
.
Falsedades concernientes a la divinidad
Sepa la gente lo que creemos
—Nuestro plan de acción es éste:
No destaquéis los aspectos controvertidos de nuestra fe, que se
oponen más a los modos y costumbres de la gente, hasta que el Señor
le dé a ésta amplia oportunidad de saber que creemos en Cristo, en
su divinidad y preexistencia.—
Testimonios para los Ministros, 253
(1895)
.
Tendremos que hacer frente a enseñanzas erróneas
—Una
vez tras otra tendremos que enfrentarnos con la influencia de hom-