Página 536 - El Evangelismo (1994)

Basic HTML Version

532
El Evangelismo
No seáis perezosos
—Trabajad por los que están perdiendo sus
vidas en la haraganería, por los que están realizando solamente la
mitad de lo que podrían hacer por su Maestro. Esforzaos por hacer-
los despertar a su responsabilidad. Orad unos por otros y exhortaos
mutuamente, y hacedlo tanto más cuando veis que el día se aproxi-
ma. Diga el hermano al hermano y la hermana diga a la hermana:
“Venga, compañero en la obra, dediquémonos con todo fervor a rea-
lizar nuestro trabajo; porque está por llegar la noche cuando nadie
podrá trabajar”. Nadie pierda los minutos en conversaciones cuando
debiera estar trabajando.
Recuerde la persona aficionada a conversar que hay tiempo cuan-
do no tiene derecho de hablar. Hay quienes se toman tiempo para
no hacer nada. Hágase oír la voz del fiel centinela: “En lo que re-
quiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al
Señor”.
Romanos 12:11
. ¿Tenéis trabajo que hacer para el Maestro?
¿Consiste éste en edificar una casa donde su obra pueda llevarse
a cabo? Cerrad vuestros labios. No hagáis ociosos a otros tentán-
dolos a escuchar vuestra conversación. El tiempo de muchos se
pierde cuando una persona emplea su lengua en lugar de utilizar sus
herramientas.—
Manuscrito 42, 1901
.
Los ministros no deben dedicarse a asuntos seculares
Quisiera decir a los Hnos. ----- y ----- que su obra la realiza mayor-
mente entre incrédulos. Los que exponen con éxito la verdad bíblica
deben presentarse ante los que no han escuchado el mensaje para
este tiempo. Estos hermanos cuyos nombres he mencionado, tienen
una obra que deben realizar en nuestras reuniones de reavivamiento
espiritual que deben celebrarse en las grandes ciudades. Pero corren
[475]
el peligro de descalificarse para llevar a cabo la obra que Dios les
ha encomendado. El pastor ----- ciertamente perderá su influencia a
menos que deje de interesarse en trabajos que Dios no requiere que
él realice, en trabajos que exigen atención de detalles comerciales.
Al dedicarse a trabajos seculares no estará realizando lo que Dios le
ha pedido que haga. La proclamación del mensaje evangélico debe
ser su luz y su vida.—
Manuscrito 105, 1902
.
La gloria de Dios: la consideración suprema
—Satanás se ocu-
pa regularmente en estorbar la obra de Dios y en trabajar para la
destrucción de la humanidad. Con frecuencia, cuando el interés en
cierta localidad está en su punto culminante, él influye en la mente