Página 540 - El Evangelismo (1994)

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El Evangelismo
La temperancia en la obra de Dios
—Los siervos de Cristo no
han de tratar su salud con indiferencia. No trabaje nadie hasta el
agotamiento, con lo cual se descalificará para esfuerzos futuros. No
tratéis de hacer en un día el trabajo de dos días. Al fin se verá que
los que trabajan cuidadosa y prudentemente han hecho tanto como
aquellos que gastaron de tal manera su fuerza física y mental que no
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les quedó reserva de la cual sacar en tiempo de necesidad.—
Obreros
Evangélicos, 259 (1915)
.
Hay que trabajar inteligentemente
—Cada obrero debiera tra-
bajar inteligentemente teniendo en cuenta la gloria de Dios. Debiera
tener cuidado especial de no abusar de ninguna de las facultades que
Dios le ha dado.
El Señor desea, hermano mío, que Ud. reforme su método de
trabajo, que tenga una mente bien equilibrada, un carácter simétrico
y fortaleza espiritual para aconsejar con sabiduría. Son muy pocos
los hombres que tienen experiencia en el conocimiento de la ver-
dad como para que Ud. sea sacrificado. Ud. está recargando casi
constantemente sus facultades físicas y mentales, porque permite
que sus sentimientos adquieran demasiada intensidad. Ud. posee
una imaginación vívida y pone mucha vehemencia en su predica-
ción, lo cual mantiene la mente en una tensión constante y la voz en
un tono muy alto, y no sólo Ud. se cansa sino también la gente se
fastidia y su interés decae. La reacción ocurrirá con toda seguridad,
porque Ud. no sabe cómo disminuir gradualmente esa tensión, de
modo que el pobre cuerpo mortal siente los efectos. Una depresión
correspondiente sigue a la alta presión.
Ud. no debiera permitirse hacer su trabajo innecesariamente
severo. Ud. se recarga al escribir tanto como al hablar. Dios no
requiere esto. Observe estrictamente las leyes de la salud y estará en
buenas condiciones para realizar una buena obra para el Maestro;
dispondrá de maná fresco para alimentar a las ovejas del prado de
Cristo.—
Carta 39, 1887
.
Períodos de descanso necesarios
—A algunos de nuestros pre-
dicadores les parece que deben hacer cada día alguna labor que
puedan informar a la asociación. Como resultado de tratar de hacer
esto, sus esfuerzos son demasiado a menudo débiles y carentes de
eficiencia. Debieran tener períodos de descanso, completamente li-