Página 545 - El Evangelismo (1994)

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Calificaciones esenciales del obrero
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reforma pro salud, no dañe a otros oponiéndose a la luz que Dios ha
dado acerca de este tema.
Aunque no convertimos el uso de carne en una prueba de disci-
pulado, aunque no deseamos forzar a nadie a abandonar su uso, es
nuestro deber pedir que ningún ministro de la asociación considere
livianamente el mensaje de la reforma en este punto o se oponga a
él. Si, en vista de la luz que Dios ha dado concerniente a los efectos
que el consumo de carne produce sobre el organismo, Ud. sigue
comiendo carne, debe soportar las consecuencias. Pero no adopte
una posición ante la gente que le permita pensar que no es necesa-
rio pedir que haya una reforma en lo que concierne al consumo de
carne, porque el Señor está pidiendo esa reforma. El Señor nos ha
encomendado la obra de proclamar el mensaje de la reforma pro
salud, y si Ud. no puede marchar en las filas de los que están dando
este mensaje, no tiene por qué poner de relieve tal cosa. Al con-
trarrestar los esfuerzos de sus compañeros de trabajo que enseñan
la reforma pro salud, Ud. está fuera de lugar, trabajando del lado
equivocado.—
Carta 48, 1902
.
La voz del obrero evangélico
El pastor como portavoz de Dios
—El hombre que acepta la
posición de ser portavoz de Dios debiera considerar que es muy
esencial que presente la verdad con toda la gracia y la inteligencia
que pueda para que la verdad no pierda nada al ser presentada ante
la gente. Quienes consideran que es poca cosa hablar con mala
pronunciación están deshonrando a Dios.—
Manuscrito 107, 1898
.
Con tonos llenos y sonoros
—La habilidad de hablar con senci-
llez y claridad y con tonos llenos y sonoros, es algo inapreciable en
cualquier trabajo. Esta cualidad es indispensable en los que desean
llegar a ser ministros evangélicos, obreros bíblicos o colportores.
Los que planean entrar en estas especialidades de trabajo debieran
aprender a utilizar su voz de tal modo que cuando hablen a la gente
acerca de la verdad puedan causar una impresión definida para el
bien. La verdad no debe ser echada a perder por ser comunicada me-
diante una pronunciación defectuosa.—
Testimonies for the Church
6:380 (1900)
.
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