Página 547 - El Evangelismo (1994)

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Calificaciones esenciales del obrero
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los oyentes y agota los órganos vocales del orador. El tono de la
voz tiene mucho que ver para impresionar los corazones de los
oyentes.—
Testimonies for the Church 2:615 (1871)
.
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El uso debido de los órganos vocales
—Hay que prestar cuida-
dosa atención a los órganos vocales y hay que entrenarlos debida-
mente. Estos se fortalecen mediante el uso debido, pero se debilitan
si se los emplea en forma indebida. Su uso excesivo, tal como ocurre
cuando se predican sermones largos, si esto se repite con frecuencia,
no sólo dañará los órganos vocales sino también someterá a todo
el sistema nervioso a una tensión indebida. La delicada arpa de mil
cuerdas se agota, se vuelve irreparable y produce discordancia en
lugar de melodía.
Es importante que cada orador adiestre de tal manera los ór-
ganos vocales que consiga mantenerlos sanos, a fin de comunicar
las palabras de vida a la gente. Todos debieran aprender cuál es la
forma más eficaz de utilizar la habilidad dada por Dios, y debieran
practicar lo que aprendan. No es necesario hablar en voz alta o con
tono subido, porque esto provoca un gran daño al orador. El hablar
rápidamente destruye gran parte del efecto de un discurso, porque
las palabras no pueden hacerse tan claras y distintas como cuando se
las pronuncia con más lentitud, dando tiempo al oyente para captar
el significado de cada palabra.
La voz humana es un don precioso de Dios; es un poder para el
bien, y el Señor desea que sus siervos mantengan su capacidad de
despertar las emociones y su melodía. La voz debiera cultivarse para
mejorar su capacidad musical, para que resulte agradable al oído e
impresione el corazón...
El Señor requiere que el instrumento humano no actúe a fuerza
de impulsos cuando habla, sino que se mueva calmadamente, que
hable con lentitud, y que deje que el Espíritu Santo dé eficacia
a la verdad. Nunca penséis que estáis dando evidencia de que el
gran poder de Dios ha descendido sobre vosotros por el hecho de
que habláis apasionadamente, por impulsos, o porque permitís que
vuestros sentimientos os induzcan a elevar el tono de vuestra voz
hasta alturas anormales...
Vuestra influencia debe ser abarcante y vuestras facultades de
comunicación deben estar bajo el control de la razón. Cuando forzáis
los órganos del habla se pierden las modulaciones de la voz. Hay