Los planes para la campaña pública
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flecha, y el Espíritu de Dios la dirigía al corazón.—
The Review and
Herald, 10 de febrero de 1898
.
Planes para evangelizar en forma más amplia
Es el momento para realizar una obra más agresiva
—La ver-
dad debe proclamarse a toda nación, tribu, lengua y pueblo. Ha lle-
gado el momento de llevar a cabo una obra mucho más agresiva
en las ciudades y en todos los campos descuidados donde no se ha
trabajado.—
The Review and Herald, 23 de junio de 1904
.
Planes juiciosos
—Se nos pide que ahora realicemos una obra
diligente. En esta crisis ningún esfuerzo realizado desmayadamente
tendrá éxito. Debemos buscar las almas en todo trabajo que realice-
mos en las ciudades. Hay que trazar planes juiciosos para que esa
obra pueda ser hecha en la forma más ventajosa.—
The Review and
Herald, 27 de septiembre de 1906
.
Pescando en aguas profundas
—Hay quienes piensan que su
deber consiste en predicar la verdad, pero no se atreven a aventurarse
lejos de la playa, y por lo tanto no pescan ningún pez. Prefieren
ir entre las iglesias y recorrer una y otra vez el mismo terreno.
Informan que pasaron momentos agradables y que realizaron una
visita placentera, pero buscamos en vano las almas que han sido
convertidas a la verdad por medio de sus esfuerzos. Estos ministros
navegan demasiado cerca de la costa. Deben ir a las aguas profundas
y arrojar sus redes en el lugar donde se encuentran los peces. No
hay falta de trabajo. Podrían haber cientos de obreros empleados en
la viña del Señor donde ahora hay un solo.—
The True Missionary,
febrero de 1874
.
Un desafío para los dirigentes
—Pregunto a los encargados de
nuestra obra: ¿Por qué se omiten tantos lugares? Considerad los pue-
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blos y las ciudades que aún no se han trabajado. Hay muchas grandes
ciudades en América que no se han trabajado, no solamente en el sur
sino también en el norte. En cada ciudad de América debería haber
algún monumento de Dios. Sin embargo puedo nombrar muchos
lugares donde la luz de la verdad aún no ha brillado. Los ángeles del
cielo están esperando que los instrumentos humanos entren en los
lugares donde todavía no se ha dado testimonio en favor de la verdad
presente.—
The Review and Herald, 30 de diciembre de 1902
.