Página 77 - El Evangelismo (1994)

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Los planes para la campaña pública
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Estricta economía
—Que todos los que se hagan cargo de la
obra en nuestras grandes ciudades sean cuidadosos en este respecto:
en ningún lugar debe haber innecesaria inversión de dinero. No
es por la ostentación externa como los hombres y mujeres han de
aprender lo que abarca la verdad presente. Nuestros obreros han de
practicar una estricta economía. Dios prohíbe toda extravagancia.
Toda suma de dinero que esté a nuestra disposición ha de ser gastada
con economía. No ha de efectuarse ninguna gran ostentación. El
dinero de Dios ha de ser empleado para realizar, de la manera en
que él lo indica, la obra que él ha declarado que debe ser hecha en
nuestro mundo.—
Carta 107, 1905
.
Comenzad sin ostentación
—¿Por qué debemos demorar en
comenzar la obra en nuestras ciudades? No hemos de esperar a que se
realice algo maravilloso, o que se provea algún costoso aparato, para
poder hacer una gran ostentación. ¿Qué es la paja en comparación
con el trigo? Si andamos y trabajamos humildemente ante Dios, él
preparará el camino delante de nosotros.—
Carta 335, 1904
.
Un evangelismo equilibrado
—Dios prohibe que haya un gran
despliegue de medios en pocos lugares, sin considerar las necesi-
dades de los muchos campos que apenas tienen alguna ayuda. La
abnegación ejercida por los hermanos de las localidades favorecidas
a fin de que pueda darse el auxilio adecuado a los campos nece-
sitados, ayudará en la realización de una obra que traerá gloria a
Dios. Nadie puede permitirse edificar una alta torre de influencia
en una localidad, mientras se dejan otros lugares sin trabajar. El
Señor conceda que nuestro entendimiento sea santificado, y que
aprendamos a medir nuestras ideas con el trabajo y las enseñanzas
de Cristo.—
Carta 320, 1908
.
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Costeando los gastos de un obrero
—En las grandes ciudades
han de ponerse a la obra muchos elementos. Los que están ubicados
de tal manera que no pueden realizar una parte en el trabajo personal,
pueden interesarse en costear los gastos de un obrero que puede
ir. No presenten excusas nuestros hermanos y hermanas por no
empeñarse en una obra fervorosa. Ningún cristiano vive para sí
mismo.—
Manuscrito 128, 1901
.
Las iglesias deberían financiar la obra en nuevos lugares
Los que conocen la verdad deben fortalecerse mutuamente y decir
a los pastores: “Id al campo de la siega en el nombre del Señor,