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El Evangelismo
del Señor, y veremos un aumento de nuestros medios.—
Manuscrito
53, 1909
.
Formad un fondo de reserva
—La obra evangélica no ha de
ser hecha de la manera egoísta y con exaltación propia en que el
pastor ----- la ha realizado. Los medios que llegan a las manos de
los obreros en la causa del Señor pertenecen a Dios y han de ser
empleados de una manera económica. Cuando grandes sumas de
dinero sean donadas para la obra, póngase a un lado una parte de
estos medios, porque habrá emergencias a las cuales hacer frente en
la gran viña del Señor.—
Carta 149, 1901
.
Buenos administradores para nuevos campos
—Tiene mucha
importancia un buen comienzo cuando se inicia la obra en un nuevo
lugar. Se me ha mostrado que la obra en ----- ha estado trabada sin
realizar el adelanto que debería haber hecho si hubiese comenzado
bien. Habría podido llevarse a cabo mucho más con un método dife-
rente de administración, y así se habrían insumido menos recursos
de la tesorería. Tenemos un legado grande y sagrado en las verdades
superiores que nos han sido encomendadas.—
Carta 14, 1887
.
No debe haber exceso de economía
—Aun cuando debemos
ser económicos, no hemos de llevar la economía hasta el exceso.
Es una de las cosas tristes y extrañas de la vida que los grandes
errores se hacen a veces por llevar la virtud de la abnegación hasta
el extremo. Es posible que los obreros del Señor sean presuntuosos
y lleven demasiado lejos la abnegación que los induzca a pasarlo sin
suficiente alimento y sin suficiente vestido a fin de hacer que cada
peso alcance el máximo posible. Algunos obreros trabajan en exceso
y lo hacen prescindiendo de algunas cosas que deben tener, porque
no hay suficiente dinero en la tesorería para sostener el número de
obreros que debieran estar en el campo de labor. Habría más dinero
si todos trabajaran de acuerdo con el mandato de Cristo: “Si alguno
quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y
sígame”.
Mateo 16:24
.—
Carta 49, 1902
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Evitad la mezquindad
—El objetivo que debe ser tenido en
cuenta entre nosotros es el de ser reformadores y no fanáticos. Al
tratar con los no creyentes, no manifestéis un despreciable espíritu
de ruindad, porque si os detenéis a regatear por una pequeña suma,
perderéis al fin una suma mucho mayor. Ellos dirán: “Ese hombre es
un estafador; él lo defraudaría y lo despojaría a Ud. de sus derechos