Página 34 - Fe y Obras (1984)

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Fe y Obras
Los méritos de Cristo son nuestra única esperanza
Debemos aprender en la escuela de Cristo. Sólo su justicia puede
darnos derecho a una de las bendiciones del pacto de la gracia.
Durante mucho tiempo hemos deseado y procurado obtener esas
bendiciones, pero no las hemos recibido porque hemos fomentado
la idea de que podríamos hacer algo para hacernos dignos de ellas.
No hemos apartado la vista de nosotros mismos, creyendo que Jesús
es un Salvador viviente. No debemos pensar que nos salvan nuestra
propia gracia y nuestros méritos. La gracia de Cristo es nuestra
única esperanza de salvación. El Señor promete mediante su profeta:
“Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos,
y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios
nuestro, el cual será amplio en perdonar”.
Isaías 55:7
. Debemos
creer en la promesa en sí, y no aceptar un sentimiento como si fuera
fe. Cuando confiemos plenamente en Dios, cuando descansemos
sobre los méritos de Jesús como en un Salvador que perdona los
pecados, recibiremos toda la ayuda que podamos desear.
Miramos a nuestro yo como si tuviéramos poder para salvarnos
a nosotros mismos, pero Jesús murió por nosotros porque somos
impotentes para hacer eso. En El están nuestra esperanza, nuestra
justificación, nuestra justicia. No debemos desalentarnos y temer
que no tenemos Salvador, o que El no tiene pensamientos de mi-
sericordia hacia nosotros. En este mismo momento está realizando
su obra en nuestro favor, invitándonos a acudir a El, en nuestra im-
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potencia, y ser salvados. Lo deshonramos con nuestra incredulidad.
Es asombroso cómo tratamos a nuestro mejor Amigo, cuán poca
confianza depositamos en Aquel que puede salvarnos hasta lo sumo
y que nos ha dado toda evidencia de su gran amor.
Mis hermanos, ¿esperan que sus méritos los recomendarán para
recibir el favor de Dios, pensando que deben ser liberados del pecado
antes de que confíen en su poder para salvar? Si ésta es la lucha que
se efectúa en su mente, temo que no obtengan fortaleza y que al final
se desanimen.