Página 39 - Fe y Obras (1984)

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Elena G. de White traza claramente las líneas
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no es por medio de la verdad tal como es en Jesús. Mientras procla-
man creer en El, y aparentemente realizan obras maravillosas en su
nombre, ignoran la ley de su Padre y sirven como agentes del gran
adversario de las almas para llevar a cabo la tarea que éste comenzó
en el Edén: la de presentar excusas aceptables para no obedecer a
Dios sin reserva. Su obra de inducir a los hombres a deshonrar a
Dios pasando por alto su ley, un día será expuesta delante de ellos
con sus verdaderos resultados.
Los requisitos para la vida eterna están presentados tan clara-
mente en la Palabra de Dios que nadie necesita errar, a menos que
escojan el error en vez de la verdad porque sus almas no santificadas
aman las tinieblas más que la luz.
El intérprete de la ley que fue a Cristo con la pregunta: “Maestro,
¿haciendo qué cosa heredaré la vida eterna?”, pensó atraparlo, pero
Jesús devolvió la carga al doctor de la ley. “¿Qué está escrito en
la ley? ¿Cómo lees? Aquél, respondiendo, dijo: Amarás al Señor
tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus
fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo”. En-
tonces Cristo dijo: “Bien has respondido; haz esto, y vivirás”.
Lucas
10:25-28
. Estas palabras convienen a todos los casos individuales.
¿Estamos dispuestos a cumplir con los requisitos? ¿Obedeceremos a
Dios y guardaremos sus mandamientos? ¿Seremos hacedores de la
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Palabra y no meramente oidores? La ley de Dios es tan inmutable o
inalterable como su carácter. Cualquier cosa que los hombres puedan
decir o hacer para invalidarla, no modifica sus requerimientos ni los
exonera de su obligación de obedecer.
Necesitamos cada día esclarecimiento divino; deberíamos orar
como lo hizo David: “Abre mis ojos, y miraré las maravillas de
tu ley”.
Salmos 119:18
. Dios tendrá un pueblo sobre la tierra que
vindicará su honor al respetar todos sus mandamientos; y sus manda-
mientos no son penosos, no son un yugo de servidumbre. David oró
en sus días: “Tiempo es de actuar, oh Jehová, porque han invalidado
tu ley”.
Vers. 126
.
Ninguno de nosotros puede permitirse deshonrar a Dios viviendo
en transgresión de su ley. Descuidar la Biblia y entregarnos a la con-
secución de tesoros mundanales constituye una pérdida inestimable.
Sólo la eternidad ha de revelar el gran sacrificio que muchos han
realizado para obtener honor mundanal y comodidades terrenales