Página 58 - Fe y Obras (1984)

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Fe y Obras
con Jesús y habían aprendido de El. Hablaban tal como Jesús habló.
Esto dejó en claro en las mentes de aquéllos, que los discípulos ha-
bían aprendido de Jesús. ¿Cómo ha sucedido con sus discípulos en
todas las edades del mundo? Ciertamente, han aprendido de Jesús;
han estado en su escuela; han sido sus alumnos y han aprendido
las lecciones de Cristo respecto a la conexión viviente que el alma
tiene con Dios. Esa fe viviente es esencial para nuestra salvación a
fin de que nos aferremos de los méritos de la sangre del Salvador
crucificado y resucitado -de Cristo, nuestra justicia.
Parecería haber una atmósfera nubosa que se ha acumulado en
torno del alma del hombre y que ha cerrado su mente. Es casi impo-
sible abrirse paso a través de esta atmósfera de duda e incredulidad.
Es casi imposible despertar sus intereses vitales a fin de que pueda
comprender lo que necesita hacer para ser salvo.
La sencillez de la salvación
El que se aferre de la justicia de Cristo no ha de esperar ni por
un momento que él mismo podrá borrar sus propios pecados. No
necesita aguardar hasta haber experimentado un arrepentimiento
satisfactorio antes de poder apropiarse de la justicia de Cristo. No
entendemos el tema de la salvación. Es tan sencillo como el ABC.
Pero no lo entendemos.
Ahora bien, ¿cómo es que se arrepiente el ser humano? ¿Es
algo que proviene de sí mismo? No; porque el corazón natural está
en enemistad con Dios. Entonces, ¿cómo puede el corazón natural
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despertar al arrepentimiento cuando no tiene poder para hacerlo?
¿Qué es lo que induce al hombre al arrepentimiento? Es Cristo Jesús.
¿Cómo induce al hombre al arrepentimiento? Hay mil maneras en
que puede hacerlo.
El Dios del cielo está obrando sobre las mentes humanas todo el
tiempo. En la Palabra de Dios se formula una invitación, y no sólo
se formula allí, sino también por medio de todos los que creen en
Jesucristo y revelan a Cristo en sus caracteres. Tal vez no se acerquen
directamente a una persona para hablarle respecto a su condición
de impenitencia; sin embargo, tal persona percibe, cuando entra en
relación con algún discípulo de Jesucristo, que allí hay algo que ella
no posee. Los fariseos advirtieron que en los discípulos de Jesús