Página 59 - Fe y Obras (1984)

Basic HTML Version

La calidad de nuestra fe
55
había algo que ellos no podían entender. Percibieron algo maravi-
lloso, y en sus mentes quedó claro que los discípulos habían estado
escuchando a Jesús y que habían aprendido de El sus lecciones.
Hay impresiones que se producen todo el tiempo. Hay una at-
mósfera que rodea al alma humana, y esa atmósfera es una atmósfera
celestial o una atmósfera infernal. No hay sino dos líneas diferentes.
O estamos en esta materia del lado de Cristo o estamos del lado
del enemigo. Y si continuamente extraemos rayos de la divina luz
de gloria, los ángeles de Dios están a nuestro alrededor y hay una
atmósfera que rodea al alma humana. Nuestra actitud, nuestras pa-
labras, dan testimonio de una conversión genuina a todos los que
entran en la esfera de nuestra influencia. “Y el Espíritu y la Esposa
dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga”.
Ahora que somos ramas de la Vid viviente seremos nutridos por
la savia que fluye de la Vid. Fluye a todas las ramas todo el tiempo,
y cada rama llevará fruto para la gloria de Dios. “A vuestro Padre
[65]
le ha placido” “que llevéis mucho fruto”. Bien, entonces, ¿cuál es
nuestra actitud? Debe ser una actitud de fe viva.
No puede ser demostrado por el razonamiento
“Yo quiero -dice alguien- razonar este asunto”. Bien, razónalo
si puedes. “El viento sopla de donde quiere”, y tú oyes su sonido,
pero no puedes explicarlo. Y tampoco puedes explicar cómo obra
Dios en el corazón humano. No puedes explicar esta fe que se aferra
firmemente a los méritos de la sangre de un Salvador crucificado y
resucitado para introducir la justicia de Cristo en tu vida. Cubierto
con la justicia de Cristo y no con tu propia justicia, no dependerás de
lo que puedes hacer o de lo que harás. ¿No sabes que nada puedes
hacer sin Cristo? “Separados de mí -dice El- nada podéis hacer”.
Juan 15:5
.
Cuando te sientas a la mesa, el alimento que comes es una ex-
presión del amor de Cristo. Y al escuchar la verdad de las palabras
de Dios pronunciadas desde el púlpito recibimos un mensaje que se
envía a fin de proclamar para nosotros las palabras de vida.
¿Quiénes entre ustedes han estado reuniendo todas las dudas e
interrogantes que podían juntar y amontonar contra esta justicia de
Cristo? ¿Quién ha estado haciendo esto? ¿De qué lado estás tú?