Página 89 - Fe y Obras (1984)

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La experiencia de la justificación por la fe es
delineada
Parte de un artículo que apareció en la The Review and Herald, 4 de
noviembre de 1890, con el título “Cristo, el Camino de la vida”.
Publicado en Mensajes Selectos 1:428-432.
“Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios,
diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha
acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio”.
Marcos 1:14, 15
.
El arrepentimiento está relacionado con la fe, y nos es presentado
con insistencia en el Evangelio como esencial para la salvación. Pa-
blo predicó el arrepentimiento. Dijo: “Nada que fuese útil he rehuido
de anunciaros y enseñaros, públicamente y por las casas, testificando
a judíos y a gentiles acerca del arrepentimiento para con Dios, y de la
fe de nuestro Señor Jesucristo”.
Hechos 20:20, 21
. No hay salvación
sin arrepentimiento. Ningún pecador impenitente puede creer con su
corazón para justicia. El arrepentimiento es descrito por Pablo como
un piadoso dolor por el pecado, que “produce arrepentimiento para
salvación, de que no hay que arrepentirse”.
2 Corintios 7:10
. Este
arrepentimiento no tiene en sí ningún mérito por naturaleza, sino
que prepara al corazón para la aceptación de Cristo como el único
Salvador, la única esperanza del pecador perdido.
Cuando el pecador contempla la ley, le resulta clara su culpabili-
dad, y queda expuesta ante su conciencia, y es condenado. Su único
consuelo y esperanza se encuentran en acudir a la cruz del Calvario.
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Al confiar en las promesas, aceptando lo que dice Dios, recibe alivio
y paz en su alma. Clama: “Señor, tú has prometido salvar al que
acude a ti en el nombre de tu Hijo. Soy un alma perdida, impotente
y sin esperanza. Señor, sálvame, o perezco”. Su fe se aferra a Cristo,
y es justificado delante de Dios.
Pero al paso que Dios puede ser justo y sin embargo justificar al
pecador por los méritos de Cristo, nadie puede cubrir su alma con el
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