Página 97 - Fe y Obras (1984)

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Aceptados en Cristo
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de cada alma creyente. “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz
para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo”.
Romanos
5:1
. El pecador es justificado por los méritos de Jesús, y esto es
el reconocimiento de Dios de la perfección del rescate pagado en
favor del hombre. El hecho de que Cristo fue obediente hasta la
muerte, y muerte de cruz, es prenda de la aceptación del pecador
arrepentido por parte del Padre. Entonces, ¿nos permitiremos tener
una experiencia vacilante de dudar y creer, creer y dudar? Jesús es
la prenda de nuestra aceptación por parte de Dios. Tenemos el favor
de Dios, no porque haya mérito alguno en nosotros, sino por nuestra
fe en “el Señor, nuestra justicia”.
Jesús está en el Lugar Santísimo, para comparecer por nosotros
ante la presencia de Dios. Allí, no cesa de presentar a su pueblo
momento tras momento, como completo en El. Pero, por estar así
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representados delante del Padre, no hemos de imaginar que podemos
abusar de su misericordia y volvernos descuidados, indiferentes y
licenciosos. Cristo no es el ministro del pecado. Estamos completos
en El, aceptados en el Amado, únicamente si permanecemos en El
por fe.
Nunca podemos alcanzar la perfección por medio de nuestras
propias obras buenas. El alma que contempla a Jesús mediante la fe,
repudia su propia justicia. Se ve a sí misma incompleta, y considera
su arrepentimiento como insuficiente, débil su fe más vigorosa,
magro su sacrificio más costoso; y se abate con humildad al pie de
la cruz. Pero una voz le habla desde los oráculos de la Palabra de
Dios. Con asombro escucha el mensaje: “Vosotros estáis completos
en él”. Ahora todo está en paz en su alma. Ya no tiene que luchar
más para encontrar algún mérito en sí mismo, algún acto meritorio
por medio del cual ganar el favor de Dios.
Una verdad difícil de entender
Al contemplar al Cordero de Dios, que quita el pecado del mun-
do, halla la paz de Cristo; porque el perdón está escrito junto a su
nombre, y él acepta la Palabra de Dios: “Vosotros estáis completos
en él”.
Colosenses 2:10
. ¡Cuán difícil es para la humanidad, por largo
tiempo acostumbrada a acariciar dudas, entender esta gran verdad!
Pero ¡qué paz trae al alma, qué energía vital! Al mirarnos a nosotros