Página 117 - Los Hechos de los Ap

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El evangelio en Antioquía
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entre los santificados.”
Hechos 26:18
. El ángel que le apareció a
Ananías le había dicho de Pablo: “Instrumento escogido me es éste,
para que lleve mi nombre en presencia de los Gentiles, y de reyes, y
de los hijos de Israel.”
Hechos 9:15
. Y Pablo mismo, más tarde en
su vida cristiana, mientras oraba en el templo de Jerusalén, había
sido visitado por un ángel del cielo, que le ordenó: “Ve, porque yo
te tengo que enviar lejos a los Gentiles.”
Hechos 22:21
.
Así el Señor había mandado a Pablo que entrase en el vasto
campo misionero del mundo gentil. A fin de prepararlo para esta
extensa y difícil tarea, Dios le había atraído en estrecha comunión
consigo y había abierto ante su arrobada visión las bellezas y glorias
del cielo. Se le había confiado el ministerio de hacer conocer el
“misterio” que había estado “encubierto desde los tiempos eternos,”
“el misterio de su voluntad, ... el cual misterio en los otros siglos no
se dió a conocer a los hijos de los hombres como ahora es revelado a
sus santos apóstoles y profetas en el Espíritu: Que los Gentiles sean
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juntamente herederos, e incorporados, y consortes de su promesa
en Cristo por el evangelio: Del cual—declara Pablo,—yo soy hecho
ministro. ... A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los
santos, es dada esta gracia de anunciar entre los Gentiles el evangelio
de las inescrutables riquezas de Cristo, y de aclarar a todos cuál sea
la dispensación del misterio escondido desde los siglos en Dios, que
crió todas las cosas. Para que la multiforme sabiduría de Dios sea
ahora notificada por la iglesia a los principados y potestades en los
cielos, conforme a la determinación eterna, que hizo en Cristo Jesús
nuestro Señor.”
Romanos 16:25
;
Efesios 1:9
;
3:5-11
.
Dios había bendecido abundantemente las labores de Pablo y
Bernabé durante el año que permanecieron con los creyentes de
Antioquía. Pero ni uno ni otro había sido ordenado todavía formal-
mente para el ministerio evangélico. Habían llegado a un punto en
su experiencia cristiana cuando Dios estaba por encomendarles el
cumplimiento de una empresa misionera difícil en cuya prosecución
necesitarían todos los beneficios que pudieran obtenerse por medio
de la iglesia.
“Había entonces en la iglesia que estaba en Antioquía, profetas y
doctores: Bernabé, y Simón el que se llamaba Niger, y Lucio Cireneo,
y Manahén, ... y Saulo. Ministrando pues éstos al Señor, y ayunando,
dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra