Página 124 - Los Hechos de los Ap

Basic HTML Version

120
Los Hechos de los Apóstoles
mentos eficaces para engañar a las almas. Es el deber del ministro
de Cristo permanecer fiel en su puesto, en el temor de Dios y en el
poder de su fortaleza. Así puede confundir a las huestes de Satanás
y triunfar en el nombre del Señor.
Pablo y sus compañeros continuaron viaje a Perga de Panfilia. Su
camino era penoso; afrontaban adversidades y privaciones, y estaban
acosados por peligros por doquiera. En los pueblos y ciudades por
los cuales pasaban y a lo largo de los caminos solitarios, estaban
rodeados de peligros visibles e invisibles. Pero Pablo y Bernabé
habían aprendido a confiar en el poder libertador de Dios. Sus cora-
zones estaban llenos de ferviente amor por las almas que perecían.
Como fieles pastores que buscaban las ovejas perdidas, no pensaban
en su propia comodidad y conveniencia. Ovidándose de sí mismos,
no vacilaban frente al cansancio, el hambre y el frío. No tenían sino
un objeto en vista: la salvación de aquellos que se habían apartado
lejos del redil.
Allí fué donde Marcos, abrumado por el temor y el desaliento,
vaciló por un tiempo en su propósito de entregarse de todo corazón a
la obra del Señor. No acostumbrado a las penurias, se desalentó por
los peligros y las privaciones del camino. Había trabajado con éxito
en circunstancias favorables; pero ahora, en medio de la oposición
[138]
y los peligros que con tanta frecuencia asedian al obrero de avan-
zada, no supo soportar las durezas como buen soldado de la cruz.
Tenía todavía que aprender a arrostrar el peligro, la persecución y
la adversidad con corazón valiente. Al avanzar los apóstoles, y al
sentir la aprensión de dificultades aun mayores, Marcos se intimidó,
y perdiendo todo valor, se negó a avanzar, y volvió a Jerusalén.
Esta deserción indujo a Pablo a juzgar desfavorable y aun severa-
mente por un tiempo a Marcos. Bernabé, por otro lado, se inclinaba
a excusarlo por causa de su inexperiencia. Anhelaba que Marcos
no abandonase el ministerio, porque veía en él cualidades que le
habilitarían para ser un obrero útil para Cristo. En años ulteriores su
solicitud por Marcos fué ricamente recompensada; porque el joven
se entregó sin reservas al Señor y a la obra de predicar el mensaje
evangélico en campos difíciles. Bajo la bendición de Dios y la sabia
enseñanza de Bernabé, se transformó en un valioso obrero.
Pablo se reconcilió más tarde con Marcos, y le recibió como
su colaborador, También lo recomendó a los colosenses como co-