Página 128 - Los Hechos de los Ap

Basic HTML Version

124
Los Hechos de los Apóstoles
extranjeros a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en
el mundo.” Mediante el incansable ministerio de los apóstoles de
los gentiles, los “extranjeros” y “advenedizos,” que “en otro tiempo”
estaban “lejos,” supieron que habían “sido hechos cercanos por la
sangre de Cristo,” y que por la fe en su sacrificio expiatorio, podían
llegar a ser “juntamente ciudadanos con los santos, y domésticos de
Dios.”
Efesios 2:12, 13, 19
.
Avanzando por la fe, Pablo trabajaba incesantemente por la edifi-
cación del reino de Dios entre aquellos que habían sido descuidados
por los maestros de Israel. Exaltaba constantemente a Cristo Jesús
como “Rey de reyes, y Señor de señores,” y exhortaba a los que
creían a ser “arraigados y sobreedificados en él, y confirmados en la
fe.”
1 Timoteo 6:15
;
Colosenses 2:7
.
Para los que creen, Cristo es un fundamento seguro. Sobre esta
piedra viva, pueden edificar igualmente judíos y gentiles. Es bastante
ancho para todos, y bastante fuerte para sostener el peso y la carga
de todo el mundo. Este es un hecho claramente reconocido por Pablo
mismo. En los días finales de su ministerio, cuando al dirigirse a
un grupo de gentiles Creyentes que habían permanecido firmes en
su amor a la verdad del Evangelio, el apóstol escribió que estaban
“edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo
la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo.”
Efesios 2:19, 20
.
Cuando el mensaje evangélico se extendió en Pisidia, los judíos
incrédulos de Antioquía, cegados por el prejuicio, “concitaron mu-
jeres pías y honestas, y a los principales de la ciudad, y levantaron
persecución contra Pablo y Bernabé y los echaron” de aquel distrito.
Los apóstoles no se desanimaron por este trato; recordaron las
palabras del Señor: “Bienaventurados sois cuando os vituperaren
y os persiguieren, y dijeren de vosotros todo mal por mi causa,
mintiendo. Gozaos y alegraos; porque vuestra merced es grande en
[143]
los cielos: que así persiguieron a los profetas que fueron antes de
vosotros.”
Mateo 5:11, 12
.
El mensaje evangélico avanzaba, y los apóstoles tenían plena
razón para sentirse animados. Sus labores habían sido ricamente
bendecidas entre los de Pisidia que vivían en Antioquía, y los cre-
yentes a quienes habían dejado solos para continuar la obra durante
un tiempo, “estaban llenos de gozo, y del Espíritu Santo.”
[144]