Página 129 - Los Hechos de los Ap

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Capítulo 18—La predicación entre los paganos
Este capítulo está basado en Hechos 14:1-26.
De Antioquía de Pisidia, Pablo y Bernabé fueron a Iconio. En ese
lugar, como en Antioquía, comenzaron sus labores en la sinagoga
de su propio pueblo. Tuvieron un éxito notable; “creyó una grande
multitud de Judíos, y asimismo de Griegos.” Pero en Iconio, como en
otros lugares donde los apóstoles trabajaron, “los Judíos que fueron
incrédulos, incitaron y corrompieron los ánimos de los Gentiles
contra los hermanos.”
Los apóstoles, sin embargo, no se dejaron desviar de su misión;
porque muchos aceptaban el Evangelio de Cristo, Frente a la opo-
sición, la envidia y el prejuicio, continuaron su trabajo, “hablando
denodadamente en el Señor;” y Dios “daba testimonio a la palabra
de su gracia, dando que señales y milagros fuesen hechos por las
manos de ellos.” Estas evidencias de la aprobación divina tenían una
poderosa influencia sobre aquellos cuyas mentes estaban abiertas a
la convicción, y los conversos al Evangelio se multiplicaban.
La creciente popularidad del mensaje predicado por los apóstoles
llenó de envidia y odio a los judíos incrédulos, y resolvieron éstos
poner coto de una vez a las labores de Pablo y Bernabé. Mediante
falsos y exagerados informes, indujeron a las autoridades a temer
que toda la ciudad fuera incitada a la insurrección. Declararon que
muchos se estaban adhiriendo a los apóstoles, y sugirieron que lo
hacían con secretos y peligrosos designios.
Como resultado de estas acusaciones, los discípulos fueron con-
ducidos repetidas veces ante las autoridades; pero su defensa era tan
clara y sensata, y su exposición de lo que enseñaban era tan serena
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y amplia, que se ejerció una poderosa influencia en favor de ellos.
Aunque los magistrados tenían prejuicios contra ellos debido a las
falsas declaraciones que habían oído, no se atrevieron a condenar-
los. No podían menos que reconocer que las enseñanzas de Pablo y
Bernabé tendían a formar hombres virtuosos, ciudadanos obedientes
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