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Los Hechos de los Apóstoles
de la ley, y que la moral y el orden de la ciudad se fortalecerían si
fueran aceptadas las verdades enseñadas por los apóstoles.
A causa de la oposición que afrontaban los discípulos, se le dió
mucha publicidad al mensaje de la verdad; los judíos veían que sus
esfuerzos por desbaratar la obra de los nuevos maestros no hacían
sino añadir gran número de personas a la nueva fe. “El vulgo de la
ciudad estaba dividido; y unos eran con los Judíos, y otros con los
apóstoles.”
Tan enfurecidos estaban los jefes de los judíos por el giro que
las cosas tomaban, que decidieron lograr sus fines por la violencia.
Despertando las peores pasiones de la ignorante y turbulenta multi-
tud, lograron crear un tumulto, que atribuyeron a las enseñanzas de
los discípulos. Mediante esta falsa acusación esperaban que los ma-
gistrados les ayudasen a realizar su propósito. Resolvieron que los
apóstoles no tuviesen oportunidad de justificarse, y que la multitud
interviniese apedreando a Pablo y Bernabé, poniendo así fin a sus
labores.
Algunos amigos de los apóstoles, que no eran creyentes, les
advirtieron de los maliciosos designios de los judíos, y los instaron a
no exponerse innecesariamente a la furia de la turba, sino a escapar
por su vida. De consiguiente, Pablo y Bernabé salieron en secreto de
Iconio, dejando que los creyentes continuaran solos por algún tiempo
el trabajo. Pero su despedida no era de ninguna manera definitiva;
se proponían volver, después que hubiera pasado la excitación, y
completar la obra comenzada.
En todo tiempo y en todos los países, los mensajeros de Dios
han sido llamados a afrontar acerba oposición de parte de aquellos
que deliberadamente escogían rechazar la luz del cielo. A menudo,
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mediante la tergiversación y la mentira, los enemigos del Evangelio
han triunfado aparentemente, cerrando las puertas por las cuales los
mensajeros de Dios podían tener acceso al pueblo. Pero esas puertas
no pueden permanecer cerradas para siempre; y a menudo, al volver
los siervos de Dios después de un tiempo para reanudar sus labores,
el Señor ha obrado poderosamente en su favor y los ha habilitado
para establecer monumentos destinados a glorificar su nombre.
Expulsados de Iconio por la persecución, los apóstoles fueron
a Listra y Derbe, en Licaonia. Estas ciudades estaban habitadas
mayormente por gente pagana y supersticiosa, pero había entre ellos