Página 15 - Los Hechos de los Ap

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El propósito de Dios para su iglesia
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la iglesia es el objeto al cual Dios dedica en un sentido especial su
suprema consideración. Es el escenario de su gracia, en el cual se
deleita en revelar su poder para transformar los corazones.
“¿A qué hemos de comparar el reino de Dios?—preguntó
Cristo,—¿o con qué semejanza lo representaremos?”
Marcos 4:30
(VM)
. El no podía emplear los reinos del mundo como símil. No
podía hallar en la sociedad nada con que compararlo. Los reinos
terrenales son regidos por el ascendiente del poder físico; pero del
reino de Cristo está excluída toda arma carnal, todo instrumento
de coerción. Este reino está destinado a elevar y ennoblecer a la
humanidad. La iglesia de Dios es el palacio de la vida santa, lleno
de variados dones, y dotado del Espíritu Santo. Los miembros han
de hallar su felicidad en la felicidad de aquellos a quienes ayudan y
benefician.
Es maravillosa la obra que el Señor determina que sea realizada
por su iglesia, a fin de que su nombre sea glorificado. Se da un
cuadro de esta obra en la visión de Ezequiel del río de la salud:
“Estas aguas salen a la región del oriente, y descenderán a la llanura,
y entrarán en la mar; y entradas en la mar, recibirán sanidad las
aguas. Y será que toda alma viviente que nadare por dondequiera
que entraren estos dos arroyos, vivirá: ... y junto al arroyo, en su
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ribera de una parte y de otra, crecerá todo árbol de comer: su hoja
nunca caerá, ni faltará su fruto: a sus meses madurará, porque sus
aguas salen del santuario: y su fruto será para comer, y su hoja para
medicina.”
Ezequiel 47:8-12
.
Desde el principio Dios ha obrado por medio de su pueblo para
proporcionar bendición al mundo. Para la antigua nación egipcia
Dios hizo de José una fuente de vida. Mediante la integridad de José
fué preservada la vida de todo ese pueblo. Mediante Daniel Dios
salvó la vida de todos los sabios de Babilonia. Y esas liberaciones
son lecciones objetivas; ilustran las bendiciones espirituales ofreci-
das al mundo mediante la relación con el Dios a quien José y Daniel
adoraban. Todo aquel en cuyo corazón habite Cristo, todo aquel que
quiera revelar su amor al mundo, es colaborador con Dios para la
bendición de la humanidad. Cuando recibe gracia del Salvador para
impartir a otros, de todo su ser fluye la marea de vida espiritual.
Dios escogió a Israel para que revelase su carácter a los hombres.
Deseaba que fuesen como manantiales de salvación en el mundo. Se