Página 180 - Los Hechos de los Ap

Basic HTML Version

176
Los Hechos de los Apóstoles
Los esfuerzos del apóstol no se limitaban a la predicación pú-
blica; había muchos que no podrían ser alcanzados de esa manera.
Pasaba mucho tiempo en el trabajo de casa en casa, aprovechando el
trato del círculo familiar. Visitaba a los enfermos y tristes, consolaba
a los afligidos y animaba a los oprimidos. En todo lo que decía y
hacía, magnificaba el nombre de Jesús. Así trabajaba “con flaqueza,
[204]
y mucho temor y temblor.”
1 Corintios 2:3
. Temblaba de temor de
que su enseñanza llevara el sello humano en lugar del divino.
“Hablamos sabiduría entre perfectos—declaró más tarde
Pablo;—y sabiduría, no de este siglo, ni de los príncipes de este
siglo, que se deshacen; mas hablamos sabiduría de Dios en misterio,
la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para
nuestra gloria: la que ninguno de los príncipes de este siglo cono-
ció: porque si la hubieran conocido, nunca hubieran crucificado al
Señor de gloria: antes, como está escrito: Cosas que ojo no vió, ni
oreja oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que ha Dios
preparado para aquellos que le aman. Empero Dios nos lo reveló a
nosotros por el Espíritu: porque el Espíritu todo lo escudriña, aun
lo profundo de Dios. Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas
del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco
nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios.
“Y nosotros hemos recibido, no el espíritu del mundo, sino el
Espíritu que es de Dios, para que conozcamos lo que Dios nos ha
dado; lo cual también hablamos, no con doctas palabras de humana
sabiduría, mas con doctrina del Espíritu, acomodando lo espiritual a
lo espiritual.”
1 Corintios 2:6-13
.
Pablo comprendía que su suficiencia no estaba en él, sino en la
presencia del Espíritu Santo, cuya misericordiosa influencia llenaba
su corazón y ponía todo pensamiento en sujeción a Cristo. Hablan-
do de sí mismo, afirmaba que llevaba “siempre por todas partes la
muerte de Jesús en el cuerpo, para que también la vida de Jesús sea
manifestaba en nuestros cuerpos.”
2 Corintios 4:10
. En las enseñan-
zas del apóstol, Cristo era la figura central. “Vivo—declaraba,—no
ya yo, mas vive Cristo en mí.”
Gálatas 2:20
. El yo estaba escondido;
Cristo era revelado y ensalzado.
Pablo era un orador elocuente. Antes de su conversión, había
tratado a menudo de impresionar a sus oyentes con los vuelos de la
oratoria. Pero ahora puso todo eso a un lado. En lugar de entregarse
[205]