Página 193 - Los Hechos de los Ap

Basic HTML Version

Apolos en Corinto
189
El éxito que tuvo Apolos en la predicación del Evangelio indujo a
algunos creyentes a exaltar sus labores por encima de las de Pablo.
Esta comparación de un hombre con otro produjo en la iglesia un
espíritu partidista que amenazaba impedir grandemente el progreso
del Evangelio.
Durante el año y medio que Pablo había pasado en Corinto,
había presentado intencionalmente el Evangelio en su sencillez. No
“con altivez de palabra, o de sabiduría,” había ido a los corintios,
sino con temor y temblor, y “con demostración del Espíritu y de
poder,” había declarado “el testimonio de Cristo,” para que su fe no
estuviese “fundada en sabiduría de hombres, mas en poder de Dios.”
1 Corintios 2:1, 4, 5
.
Pablo había adaptado necesariamente su método de enseñanza a
la condición de la iglesia. “Yo, hermanos, no pude hablaros como a
espirituales—les explicó más tarde,—sino como a carnales, como
a niños en Cristo. Os dí a beber leche, y no vianda: porque aun no
podíais, ni aun podéis ahora.”
1 Corintios 3:1, 2
. Muchos de los
creyentes corintios habían sido lentos para aprender las lecciones
que él se había esforzado por enseñarles. Su progreso en el conoci-
miento espiritual no había estado en proporción con sus privilegios
y oportunidades. Cuando hubieran tenido que estar muy adelantados
en la vida cristiana, y hubieran debido ser capaces de comprender y
practicar las verdades más profundas de la Palabra, estaban donde se
hallaban los discípulos cuando Cristo les dijo: “Aun tengo muchas
cosas que deciros, mas ahora no las podéis llevar.”
Juan 16:12
. Los
celos, las malas sospechas y la acusación habían cerrado el corazón
de muchos de los creyentes corintios a la obra plena del Espíritu
Santo, el cual “todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios.”
1 Corin-
[220]
tios 2:10
. Por sabios que pudieran ser en el conocimiento mundano,
no eran sino niños en el conocimiento de Cristo.
Había sido la obra de Pablo instruir a los conversos corintios en
los rudimentos, el alfabeto mismo, de la fe cristiana. Se había visto
obligado a instruirlos como a quienes ignoraban las operaciones
del poder divino en el corazón. En aquel tiempo eran incapaces
de comprender los misterios de la salvación; porque “el hombre
animal no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque
le son locura; y no las puede entender, porque se han de examinar
espiritualmente.”
1 Corintios 2:14
. Pablo se había esforzado por