Página 197 - Los Hechos de los Ap

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Apolos en Corinto
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Estos principios se exponen extensamente en la primera epístola
de Pablo a la iglesia de Corinto. El apóstol se refiere a los “ministros
de Cristo” como “dispensadores de los misterios de Dios;” y de su
trabajo declara: “Se requiere en los dispensadores, que cada uno sea
hallado fiel. Yo en muy poco tengo el ser juzgado de vosotros, o de
juicio humano; y ni aun yo me juzgo. Porque aunque de nada tengo
mala conciencia, no por eso soy justificado; mas el que me juzga,
el Señor es. Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que
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venga el Señor, el cual también aclarará lo oculto de las tinieblas,
y manifestará los intentos de los corazones: y entonces cada uno
tendrá de Dios la alabanza.”
1 Corintios 4:1-5
.
Ningún ser humano ha sido autorizado para juzgar a los diferen-
tes siervos de Dios. Sólo el Señor es el juez de la obra del hombre, y
él dará a cada uno su justa recompensa.
El apóstol, continuando, se refirió directamente a las compara-
ciones que se habían hecho entre sus labores y las de Apolos: “Esto
empero, hermanos, he pasado por ejemplo en mí y en Apolos por
amor de vosotros; para que en nosotros aprendáis a no saber más
de lo que está escrito, hinchándoos por causa de otro el uno contra
el otro. Porque ¿quién te distingue? ¿o qué tienes que no hayas
recibido? Y si lo recibiste, ¿de qué te glorías como si no hubieras
recibido?”
1 Corintios 4:6, 7
.
Pablo expuso claramente a la iglesia los peligros y las penu-
rias que él y sus asociados habían soportado pacientemente en su
servicio por Cristo. “Hasta esta hora—declaró él,—hambreamos,
y tenemos sed, y estamos desnudos, y somos heridos de golpes, y
andamos vagabundos; y trabajamos, obrando con nuestras manos:
nos maldicen, y bendecimos: padecemos persecución, y sufrimos:
somos blasfemados, y rogamos: hemos venido a ser como la hez
del mundo, el desecho de todos hasta ahora. No escribo esto para
avergonzaros: mas amonéstoos como a mis hijos amados. Porque
aunque tengáis diez mil ayos en Cristo, no tendréis muchos padres;
que en Cristo Jesús yo os engendré por el evangelio.”
1 Corintios
4:11-15
.
El que envía a los obreros evangélicos como embajadores suyos
es deshonrado cuando se manifiesta entre los oidores una fuerte
adhesión hacia algunos pastores favoritos, al punto de haber mala
voluntad para aceptar las labores de otros maestros. El Señor envía