Página 25 - Los Hechos de los Ap

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La gran comisión
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La comisión evangélica es la magna carta misionera del reino
de Cristo. Los discípulos habían de trabajar fervorosamente por
las almas, dando a todos la invitación de misericordia. No debían
esperar que la gente viniera a ellos; sino que debían ir ellos a la
gente con su mensaje.
Los discípulos habían de realizar su obra en el nombre de Cristo.
Todas sus palabras y hechos habían de llamar la atención al poder
vital de su nombre para salvar a los pecadores. Su fe habría de
concentrarse en Aquel que es la fuente de la misericordia y el poder.
En su nombre habían de presentar sus peticiones ante el Padre, y
recibirían respuesta. Habían de bautizar en el nombre del Padre,
del Hijo y del Espíritu Santo. El nombre de Cristo había de ser su
consigna, su divisa distintiva, su vínculo de unión, la autoridad para
su curso de acción y la fuente de su éxito. Nada que no llevara su
nombre y su inscripción había de ser reconocido en su reino.
Cuando Cristo dijo a sus discípulos: Salid en mi nombre para
traer a la iglesia a todos los que crean, les presentó claramente la
necesidad de conservar la sencillez. Cuanto menor fuera su ostenta-
ción, mayor sería su influencia para el bien. Los discípulos habían de
hablar con la misma sencillez con que había hablado Cristo. Debían
impresionar en sus oyentes las lecciones que él les había enseñado.
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Cristo no dijo a sus discípulos que su trabajo sería fácil. Les
mostró la vasta confederación del mal puesta en orden de batalla
contra ellos. Tendrían que luchar “contra principados, contra potes-
tades, contra señores del mundo, gobernadores de estas tinieblas,
contra malicias espirituales en los aires.”
Efesios 6:12
. Pero no se
los dejaría luchar solos. Les aseguró que él estaría con ellos; y que si
ellos avanzaban con fe, estarían bajo el escudo de la omnipotencia.
Les ordenó que fuesen valientes y fuertes; porque Uno más poderoso
que los ángeles estaría en sus filas: el General de los ejércitos del
cielo. Hizo amplia provisión para la prosecución de su obra, y asu-
mió él mismo la responsabilidad de su éxito. Mientras obedecieran
su palabra y trabajasen en comunión con él, no podrían fracasar.
Id a todas las naciones, les ordenó, id a las partes más alejadas del
globo habitable, y estad seguros de que aun allí mi presencia estará
con vosotros. Trabajad con fe y confianza; porque yo no os olvidaré
nunca. Estaré siempre con vosotros, ayudándoos a realizar y cumplir
vuestro deber, guiándoos, alentándoos, santificándoos, sosteniéndoos