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Los Hechos de los Apóstoles
acebuche, y contra natura fuiste ingerido en la oliva, ¿cuánto más
éstos, que son las ramas naturales, serán ingeridos en su oliva?
“Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para
que no seáis acerca de vosotros mismos arrogantes: que el endure-
cimiento en parte ha acontecido en Israel, hasta que haya entrado
la plenitud de los Gentiles; y luego todo Israel será salvo; como
está escrito: Vendrá de Sión el Libertador, que quitará de Jacob la
impiedad; y éste es mi pacto con ellos, cuando quitare sus pecados.
Así que, cuanto al evangelio, son enemigos por causa de vosotros:
mas cuanto a la elección, son muy amados por causa de los pa-
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dres. Porque sin arrepentimiento son las mercedes y la vocación de
Dios. Porque como también vosotros en algún tiempo no creísteis a
Dios, mas ahora habéis alcanzado misericordia por la incredulidad
de ellos; así también éstos ahora no han creído, para que, por la
misericordia para con vosotros, ellos también alcancen misericordia.
“Porque Dios encerró a todos en incredulidad, para tener mise-
ricordia de todos. ¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría
y de la ciencia de Dios! ¡Cuán incomprensibles son sus juicios, e
inescrutables sus caminos! Porque ¿quién entendió la mente del
Señor? ¿o quién fué su consejero? ¿O quién le dió a él primero, para
que le sea pagado? Porque de él, y por él, y en él, son todas las cosas.
A él sea gloria por siglos.”
Así muestra Pablo que Dios es abundantemente capaz de trans-
formar el corazón del judío y del gentil igualmente y de conceder
a todo creyente en Cristo las bendiciones prometidas a Israel. El
repite las declaraciones de Isaías concernientes al pueblo de Dios:
“Si fuere el número de los hijos de Israel como la arena de la mar, las
reliquias serán salvas: porque palabra consumadora y abreviadora
en justicia, porque palabra abreviada, hará el Señor sobre la tierra.
Y como antes dijo Isaías: Si el Señor de los ejércitos no nos hubiera
dejado simiente, como Sodoma habríamos venido a ser, y a Gomorra
fuéramos semejantes.”
Cuando Jerusalén fué destruída y el templo reducido a ruinas,
muchos miles de judíos fueron vendidos, para que fueran esclavos en
países paganos. Como restos de un naufragio en una playa desierta,
fueron esparcidos entre las naciones. Por mil ochocientos años los
judíos han vagado de país en país por todo el mundo, y en ningún
lugar se les ha dado oportunidad de recuperar su antiguo prestigio