Página 33 - Los Hechos de los Ap

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Pentecostés
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para ellos. La apariencia de fuego significaba el celo ferviente con
que los apóstoles iban a trabajar, y el poder que iba a acompañar su
obra.
“Moraban entonces en Jerusalem Judíos, varones religiosos, de
todas las naciones debajo del cielo.” Durante la dispersión, los judíos
habían sido esparcidos a casi todos los lugares del mundo habitado,
y en su destierro habían aprendido a hablar varios idiomas. Muchos
de estos judíos estaban en esta ocasión en Jerusalén, asistiendo a
las festividades religiosas que se celebraban. Toda lengua conocida
estaba representada por la multitud reunida. Esta diversidad de idio-
mas hubiera representado un gran obstáculo para la proclamación
del Evangelio; por lo tanto Dios suplió de una manera milagrosa la
deficiencia de los apóstoles. El Espíritu Santo hizo por ellos lo que
los discípulos no hubieran podido llevar a cabo en todo el curso de
su vida. Ellos podían ahora proclamar las verdades del Evangelio
extensamente, pues hablaban con corrección los idiomas de aque-
llos por quienes trabajaban. Este don milagroso era una evidencia
poderosa para el mundo de que la comisión de ellos llevaba el sello
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del cielo. Desde entonces en adelante, el habla de los discípulos
fué pura, sencilla y correcta, ya hablaran en su idioma nativo o en
idioma extranjero.
“Y hecho este estruendo, juntóse la multitud; y estaban confusos,
porque cada uno les oía hablar su propia lengua. Y estaban atónitos
y maravillados, diciendo: He aquí ¿no son Galileos todos estos que
hablan? ¿Cómo, pues, les oímos nosotros hablar cada uno en nuestra
lengua en que somos nacidos?” Los sacerdotes y gobernantes se
enfurecieron grandemente al ver esta manifestación maravillosa,
pero no se atrevían a ceder a su malicia, por temor a exponerse a
la violencia del pueblo. Habían dado muerte al Nazareno; pero allí
estaban sus siervos, hombres indoctos de Galilea, contando en todos
los idiomas entonces hablados, la historia de su vida y ministerio.
Los sacerdotes, resueltos a explicar de alguna manera natural el
poder milagroso de los discípulos, declararon que estaban borrachos,
por haber bebido demasiado vino nuevo preparado para la fiesta.
Algunos de los más ignorantes del pueblo presente aceptaron como
cierta esta sugestión, pero los más inteligentes sabían que era falsa;
los que entendían las diferentes lenguas daban testimonio de la
corrección con que estas lenguas eran usadas por los discípulos.