Página 331 - Los Hechos de los Ap

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Cartas escritas desde Roma
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actividad todas las cosas en el universo, es la que fué clavada por
ellos en la cruz. “Por él fueron criadas todas las cosas—escribió
Pablo—que están en los cielos, y que están en la tierra, visibles
e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean
potestades; todo fué criado por él y para él. Y él es antes de todas
las cosas, y por él todas las cosas subsisten.” “A vosotros también
que erais en otro tiempo extraños y enemigos de ánimo en malas
obras, ahora empero os ha reconciliado en el cuerpo de su carne por
medio de muerte, para haceros santos y sin mancha, e irreprensibles
delante de él.”
El Hijo de Dios se humilló para levantar al caído. Por ello dejó
los mundos celestiales que no han conocido el pecado, los noventa
y nueve que le amaban, y vino a esta tierra para ser “herido por
nuestras rebeliones,” y “molido por nuestros pecados.”
Isaías 53:5
.
Fué hecho, en todas las cosas, semejante a sus hermanos. Se revistió
de carne humana igualándose a nosotros.
El sabía lo que significaba tener hambre, sed y cansancio. Fué
sustentado por el alimento y refrigerado por el sueño. Fué un extran-
jero y advenedizo sobre la tierra,—en el mundo, pero no del mundo.
Tentado y probado como lo son los hombres de la actualidad, vivió,
sin embargo, una vida libre del pecado. Lleno de ternura, compasión,
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simpatía, siempre considerado con los demás, representó el carácter
de Dios. “Y aquel Verbo fué hecho carne, y habitó entre nosotros, ...
lleno de gracia y de verdad.”
Juan 1:14
.
Rodeados por prácticas e influencias paganas, los creyentes de
Colosas estaban en peligro de ser inducidos a dejar la sencillez
del Evangelio, y Pablo, amonestándoles contra eso, les señaló a
Cristo como el único guía seguro. “Porque quiero que sepáis—
escribió—cuán gran solicitud tengo por vosotros, y por los que están
en Laodicea, y por todos los que nunca vieron mi rostro en carne;
para que sean confortados sus corazones, unidos en amor, y en todas
riquezas de cumplido entendimiento para conocer el misterio de
Dios, y del Padre, y de Cristo, en el cual están escondidos todos los
tesoros de sabiduría y conocimiento.
“Y esto digo, para que nadie os engañe con palabras persuasi-
vas.... Por tanto de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo,
andad en él: arraigados y sobreedificados en él, y confirmados en la
fe, así como habéis aprendido, creciendo en ella con hacimiento de