Página 339 - Los Hechos de los Ap

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Cartas escritas desde Roma
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premio de su soberana vocación. Mantenía resueltamente su blanco
ante sí: ser fiel a Aquel que se le había revelado junto a la puerta
de Damasco. Nada tenía poder para apartarlo de ese blanco. Exaltar
la cruz del Calvario, era el absorbente motivo que inspiraba sus
palabras y actos.
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El gran propósito que le constreñía a avanzar ante las penalida-
des y dificultades, debe inducir a cada obrero cristiano a consagrarse
enteramente al servicio de Dios. Se le presentarán atracciones mun-
danales para desviar su atención del Salvador, pero debe avanzar
hacia la meta, mostrando al mundo, a los ángeles y a los hombres
que la esperanza de ver el rostro de Dios es digna de todo el esfuerzo
y sacrificio que demanda el logro de esta esperanza.
Pablo no se desanimó mientras permanecía preso. Por el con-
trario, una nota de triunfo resonaba en las cartas que escribía desde
Roma a las iglesias. “Gozaos en el Señor siempre—escribió a los
filipenses,—otra vez digo: Que os gocéis.... Por nada estéis afa-
nosos; sino sean notorias vuestras peticiones delante de Dios en
toda oración y ruego, con hacimiento de gracias. Y la paz de Dios,
que sobrepuja todo entendimiento, guardará vuestros corazones y
vuestros entendimientos en Cristo Jesús. Por lo demás, hermanos,
todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro,
todo lo amable, todo lo que es de buen nombre, si hay virtud alguna,
si alguna alabanza, en esto pensad.”
“Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus
riquezas en gloria en Cristo Jesús.... La gracia de nuestro Señor
Jesucristo sea con todos vosotros.”
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