Página 363 - Los Hechos de los Ap

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Un fiel subpastor
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totalmente a la obra del ministerio. A medida que el tiempo transcu-
rría, la influencia del apóstol como educador y dirigente aumentaba;
y aun cuando nunca abandonó sus cargas relacionadas con su trabajo
especial por los judíos, dió su testimonio también en muchos países
y fortaleció la fe de multitudes en el Evangelio.
En los últimos años de su ministerio, Pedro fué inspirado a escri-
bir a los creyentes “esparcidos en Ponto, en Galacia, en Capadocia,
en Asia y en Bitinia.” Sus cartas fueron el medio de despertar el
ánimo y fortalecer la fe de los que soportaban pruebas y aflicciones,
y de estimular a las buenas obras a los que, atravesando por diversas
tentaciones, estaban en peligro de perder su confianza en Dios. Estas
cartas demuestran haber sido escritas por uno en quien abundaban
tanto los sufrimientos de Cristo corno su consolación; por uno cuyo
ser entero había sido transformado por la gracia de Dios y cuya
esperanza en la vida eterna era segura e inconmovible.
En el mismo comienzo de su primera carta el anciano siervo
de Dios rendía a su Señor un tributo de alabanza y agradecimiento.
“Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo—exclamó,—
que según su grande misericordia nos ha regenerado en esperanza
viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, para una
herencia incorruptible, y que no puede contaminarse, ni marchitarse,
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reservada en los cielos para nosotros que somos guardados en virtud
de Dios por fe, para alcanzar la salud que está aparejada para ser
manifestada en el postrimero tiempo.”
Con esta esperanza de una herencia segura en la tierra nueva, se
regocijaban los cristianos primitivos aun en tiempos de severa prueba
y aflicción. “En lo cual ... os alegráis—escribió Pedro,—estando al
presente un poco de tiempo afligidos en diversas tentaciones, si es
necesario, para que la prueba de vuestra fe, mucho más preciosa que
el oro, el cual perece, bien que sea probado con fuego, sea hallada
en alabanza, gloria y honra, cuando Jesucristo fuere manifestado:
al cual, no habiendo visto, le amáis; en el cual creyendo, aunque
al presente no le veáis, os alegráis con gozo inefable y glorificado;
obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salud de vuestras almas.”
Las palabras del apóstol fueron escritas para instrucción de los
creyentes de todas las épocas y tienen un significado especial para
los que viven en el tiempo cuando “el fin de todas las cosas se
acerca.” Toda alma que desea mantenerse en la fe, “firme hasta el