Página 379 - Los Hechos de los Ap

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Capítulo 53—Juan el amado
Juan se distingue de los otros apóstoles como el “discípulo al
cual amaba Jesús.”
Juan 21:20
. Parece haber gozado en un grado
preeminente de la amistad de Cristo, y recibió muchas pruebas de
la confianza y el amor del Salvador. Juan era uno de los tres a los
cuales les fué permitido presenciar la gloria de Cristo sobre el monte
de la transfiguración, así como su agonía en el Getsemaní, y fué a
él a quien nuestro Señor confió la custodia de su madre en aquellas
últimas horas de angustia sobre la cruz.
Al afecto del Salvador correspondió el discípulo amado con toda
la fuerza de una ardiente devoción. Juan se apoyó en Cristo como
la parra se sostiene sobre una majestuosa columna. Por amor a su
Maestro desafió los peligros de la sala del juicio y permaneció junto
a la cruz; y al oír que Cristo había resucitado, se apresuró para ir al
sepulcro y en su celo dejó atrás aun al impetuoso Pedro.
La devoción abnegada y el amor confiado manifestados en la
vida y el carácter de Juan, presentan lecciones de incalculable valor
para la iglesia cristiana. Juan no poseía por naturaleza la belleza
de carácter que reveló en su postrer experiencia. Tenía defectos
graves. No solamente era orgulloso, pretencioso y ambicioso de
honor, sino también impetuoso, resintiéndose por la injusticia. El y
su hermano eran llamados “hijos del trueno.” Mal genio, deseo de
venganza, espíritu de crítica, todo eso se encontraba en el discípulo
amado. Pero, debajo de ello el Maestro divino discernía un corazón
ardiente, sincero y amante. Jesús reprendió su egoísmo, frustró sus
ambiciones, probó su fe, y le reveló aquello por lo que su alma
suspiraba: la hermosura de la santidad, el poder transformador del
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amor.
Los defectos del carácter de Juan se manifestaron de una manera
destacada en varias ocasiones durante su relación personal con el
Salvador. En una oportunidad Cristo envió mensajeros delante de
sí a una aldea de los samaritanos para solicitar a la población que
preparase algún refrigerio para él y sus discípulos. Pero cuando el
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