Página 399 - Los Hechos de los Ap

Basic HTML Version

Capítulo 56—Patmos
Más de medio siglo había pasado desde la organización de la
iglesia cristiana. Durante ese tiempo se había manifestado una opo-
sición constante al mensaje evangélico. Sus enemigos no habían
cejado en sus esfuerzos, y finalmente lograron la cooperación del
emperador romano en su lucha contra los cristianos.
Durante la terrible persecución que siguió, el apóstol Juan hizo
mucho para confirmar y fortalecer la fe de los creyentes. Dió un
testimonio que sus adversarios no pudieron contradecir, y que ayudó
a sus hermanos a afrontar con valor y lealtad las pruebas que les
sobrevinieron. Cuando la fe de los cristianos parecía vacilar ante la
terrible oposición que debían soportar, el anciano y probado siervo
de Jesús les repetía con poder y elocuencia la historia del Salvador
crucificado y resucitado. Sostuvo firmemente su fe, y de sus labios
brotó siempre el mismo mensaje alentador: “Lo que era desde el
principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos,
lo que hemos mirado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo
de vida, ... lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos.”
1 Juan
1:1-3
.
Juan vivió hasta ser muy anciano. Fué testigo de la destrucción
de Jerusalén y de la ruina del majestuoso templo. Como último
sobreviviente de los discípulos que estuvieron íntimamente rela-
cionados con el Salvador, su mensaje tenía gran influencia cuando
manifestaba que Jesús era el Mesías, el Redentor del mundo. Nadie
podía dudar de su sinceridad, y mediante sus enseñanzas muchos
fueron inducidos a salir de la incredulidad.
[455]
Los gobernantes judíos estaban llenos de amargo odio contra
Juan por su inmutable fidelidad a la causa de Cristo. Declararon que
sus esfuerzos contra los cristianos no tendrían resultado mientras
el testimonio de Juan repercutiera en los oídos del pueblo. Para
conseguir que los milagros y enseñanzas de Jesús pudiesen olvidarse,
había que acallar la voz del valiente testigo.
395