Página 413 - Los Hechos de los Ap

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El Apocalipsis
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diablo ha de enviar algunos de vosotros a la cárcel, para que seáis
probados, y tendréis tribulación.... Sé fiel hasta la muerte, y yo te
daré la corona de la vida.”
Apocalipsis 2:10
.
Y para todos los fieles que están luchando contra el mal, Juan
oyó hacer las promesas: “Al que venciere, daré a comer del árbol de
la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios.” “El que venciere,
será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro
de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre y delante de
sus ángeles.” “Al que venciere, yo le daré que se siente conmigo en
mi trono; así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en
su trono.”
Apocalipsis 2:7
;
3:5, 21
.
Juan vió la misericordia, la ternura y el amor de Dios mezclados
con su santidad, justicia y poder. Vió a los pecadores hallar un Padre
en Aquel a quien sus pecados les habían hecho temer. Y mirando
más allá de la culminación del gran conflicto, contempló en Sión a
“los que habían alcanzado la victoria ... estar sobre el mar de vidrio,
teniendo las arpas de Dios,” y cantando el cántico de Moisés y del
Cordero.
Apocalipsis 15:2, 3
.
El Salvador se presenta ante Juan bajo los símbolos del “león
de la tribu de Judá” y de “un Cordero como inmolado.”
Apocalipsis
5:5, 6
. Dichos símbolos representan la unión del poder omnipotente
con el abnegado sacrificio de amor. El león de Judá, tan terrible para
los que rechazan su gracia, es el Cordero de Dios para el obediente
y fiel. La columna de fuego que anuncia terror e ira al transgresor
de la ley de Dios, es una señal de luz, misericordia y liberación para
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los que guardan sus mandamientos. El brazo que es fuerte para herir
a los rebeldes, será fuerte para librar a los leales. Todo el que sea
fiel será salvo. “Enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y
juntarán sus escogidos de los cuatro vientos, de un cabo del cielo
hasta el otro.”
Mateo 24:31
.
En comparación con los millones del mundo, los hijos de Dios
serán, como siempre lo fueron, un rebaño pequeño; pero si perma-
necen de parte de la verdad como está revelada en su Palabra, Dios
será su refugio. Están bajo el amplio escudo de la Omnipotencia.
Dios constituye siempre una mayoría. Cuando el sonido de la final
trompeta penetre en la prisión de la muerte, y los justos se levan-
ten con triunfo, exclamando: “¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón?
¿dónde, oh sepulcro, tu victoria?” (
1 Corintios 15:55
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