Página 44 - Los Hechos de los Ap

Basic HTML Version

40
Los Hechos de los Apóstoles
diariamente en procura de nuevas provisiones de gracia necesaria; y
de esta comunión con Dios salía para fortalecer y bendecir a otros.
¡Contemplad al Hijo de Dios postrado en oración ante su Padre!
Aunque es el Hijo de Dios, fortalece su fe por la oración, y por la
comunión con el cielo acumula en sí poder para resistir el mal y para
ministrar las necesidades de los hombres. Como Hermano Mayor de
nuestra especie, conoce las necesidades de aquellos que, rodeados de
flaquezas y viviendo en un mundo de pecado y de tentación, desean
todavía servir a Dios. Sabe que los mensajeros a quienes considera
dignos de enviar son hombres débiles y expuestos a errar; pero a
todos aquellos que se entregan enteramente a su servicio les promete
ayuda divina. Su propio ejemplo es una garantía de que la súplica
ferviente y perseverante a Dios con fe—la fe que induce a depender
enteramente de Dios y a consagrarse sin reservas a su obra—podrá
proporcionar a los hombres la ayuda del Espíritu Santo en la batalla
contra el pecado.
Todo obrero que sigue el ejemplo de Cristo será preparado para
recibir y usar el poder que Dios ha prometido a su iglesia para la
maduración de la mies de la tierra. Mañana tras mañana, cuando los
heraldos del Evangelio se arrodillan delante del Señor y renuevan
sus votos de consagración, él les concede la presencia de su Espíritu
con su poder vivificante y santificador. Y al salir para dedicarse a
los deberes diarios, tienen la seguridad de que el agente invisible del
Espíritu Santo los capacita para ser colaboradores juntamente con
Dios .
[47]