Página 45 - Los Hechos de los Ap

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Capítulo 6—A la puerta del templo
Este capítulo está basado en Hechos 3:1-31; 4:1-31.
Los discípulos de Cristo tenían un profundo sentimiento de su
propia falta de eficiencia, y con humillación y oración unían su
debilidad a la fuerza de Cristo, su ignorancia a la sabiduría de él,
su indignidad a la justicia de él, su pobreza a la inagotable riqueza
de él. Fortalecidos y equipados así, no vacilaron en avanzar en el
servicio del Señor.
Poco tiempo después del descenso del Espíritu Santo, e inme-
diatamente después de una temporada de fervorosa oración, Pedro
y Juan subieron al templo para adorar, y vieron en la puerta la Her-
mosa un cojo de cuarenta años de edad, que desde su nacimiento
había estado afligido por el dolor y la enfermedad. Este desdichado
había deseado durante largo tiempo ver a Jesús para que lo curase;
pero estaba impedido y muy alejado del escenario en donde operaba
el gran Médico. Sus ruegos movieron por fin a algunos amigos a
llevarlo a la puerta del templo, y al llegar allí supo que Aquel en
quien había puesto sus esperanzas había sido muerto cruelmente.
Su desconsuelo excitó las simpatías de quienes sabían cuán
anhelosamente había esperado que Jesús lo curase, y diariamente
lo llevaban al templo con el objeto de que los transeúntes le diesen
una limosna para aliviar sus necesidades. Al entrar Pedro y Juan,
les pidió una limosna. Los discípulos lo miraron compasivamente, y
Pedro le dijo: “Mira a nosotros. Entonces él estuvo atento a ellos,
esperando recibir de ellos algo. Y Pedro dijo: Ni tengo plata ni oro.”
Al manifestar así Pedro su pobreza, decayó el semblante del cojo;
pero se iluminó de esperanza cuando el apóstol prosiguió diciendo:
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“Mas lo que tengo te doy: en el nombre de Jesucristo de Nazaret,
levántate y anda.
“Y tomándole por la mano derecha le levantó: y luego fueron
afirmados sus pies y tobillos. Y saltando, se puso en pie y anduvo:
y entró con ellos en el templo, andando y saltando, y alabando a
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