Página 49 - Los Hechos de los Ap

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A la puerta del templo
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gonzosamente a su Señor. De esto se acordó muy bien al comparecer
en juicio. Entonces se le deparaba ocasión de redimir su cobardía.
Los presentes que recordaban el papel que Pedro había desem-
peñado en el juicio de su Maestro, se lisonjeaban de que se lo podría
intimidar por la amenaza de encarcelarlo y darle muerte. Pero el
Pedro que negó a Cristo en la hora de su más apremiante necesidad
era impulsivo y confiado en sí mismo, muy diferente del Pedro que
comparecía en juicio ante el Sanedrín. Desde su caída se había con-
vertido. Ya no era orgulloso y arrogante, sino modesto y desconfiado
de sí mismo. Estaba lleno del Espíritu Santo, y con la ayuda de este
poder resolvió lavar la mancha de su apostasía honrando el Nombre
que una vez había negado.
Hasta entonces los sacerdotes habían evitado mencionar la cru-
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cifixión o la resurrección de Jesús. Pero ahora, para cumplir su
propósito, se veían obligados a interrogar a los acusados acerca de
cómo se había efectuado la curación del inválido. Así que pregunta-
ron: “¿Con qué potestad, o en qué nombre, habéis hecho vosotros
esto?”
Con santa audacia y amparado por el poder del Espíritu, Pedro
respondió valientemente: “Sea notorio a todos vosotros, y a todo el
pueblo de Israel, que en el nombre de Jesucristo de Nazaret, al que
vosotros crucificasteis y Dios le resucitó de los muertos, por él este
hombre está en vuestra presencia sano. Este es la piedra reprobada
de vosotros los edificadores, la cual es puesta por cabeza del ángulo.
Y en ningún otro hay salud; porque no hay otro nombre debajo del
cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.”
Esta valerosa defensa espantó a los caudillos judíos. Se habían
figurado que los discípulos quedarían abrumados por el temor y
la confusión al comparecer ante el Sanedrín. Pero por el contrario,
estos testigos hablaron como Cristo había hablado, con un poder
convincente que hizo callar a sus adversarios. La voz de Pedro no
daba indicios de temor al decir: “Este es la piedra reprobada de
vosotros los edificadores, la cual es puesta por cabeza del ángulo.”
Pedro usó aquí una figura de lenguaje familiar para los sacerdo-
tes. Los profetas habían hablado de la piedra rechazada; y Cristo
mismo, hablando en una ocasión a los sacerdotes y ancianos, dijo:
“¿Nunca leisteis en las Escrituras: La piedra que desecharon los que
edificaban, ésta fué hecha por cabeza de esquina: por el Señor es