Página 69 - Los Hechos de los Ap

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Los siete diáconos
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La organización de la iglesia de Jerusalén debía servir de modelo
para la de las iglesias que se establecieran en muchos otros puntos
donde los mensajeros de la verdad trabajasen para ganar conversos
al Evangelio. Los que tenían la responsabilidad del gobierno general
de la iglesia, no habían de enseñorearse de la heredad de Dios, sino
que, como prudentes pastores, habían de “apacentar la grey de Dios
... siendo dechados de la grey” (
1 Pedro 5:2, 3
), y los diáconos
debían ser “varones de buen testimonio, llenos de Espíritu Santo
y de sabiduría.” Estos hombres debían colocarse unidamente de
parte de la justicia y mantenerse firmes y decididos. Así tendrían
unificadora influencia en la grey entera.
Más adelante en la historia de la iglesia primitiva, una vez consti-
tuídos en iglesias muchos grupos de creyentes en diversas partes del
mundo, se perfeccionó aun más la organización a fin de mantener el
orden y la acción concertada. Se exhortaba a cada uno de los miem-
bros a que desempeñase bien su cometido, empleando útilmente los
talentos que se le hubiesen confiado. Algunos estaban dotados por
el Espíritu Santo con dones especiales: “Primeramente apóstoles,
luego profetas, lo tercero doctores; luego facultades; luego dones
de sanidades, ayudas, gobernaciones, géneros de lenguas.”
1 Corin-
tios 12:28
. Pero todas estas clases de obreros tenían que trabajar
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concertadamente.
“Hay repartimiento de dones; mas el mismo Espíritu es. Y hay
repartimiento de ministerios; mas el mismo Señor es. Y hay repar-
timiento de operaciones; mas el mismo Dios es el que obra todas
las cosas en todos. Empero a cada uno le es dada manifestación
del Espíritu para provecho. Porque a la verdad, a éste es dada por
el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el
mismo Espíritu; a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de
sanidades por el mismo Espíritu; a otro, operaciones de milagros; y
a otro, profecía; y a otro, discreción de espíritus; y a otro, géneros de
lenguas; y a otro, interpretación de lenguas. Mas todas estas cosas
obra uno y el mismo Espíritu, repartiendo particularmente a cada
uno como quiere. Porque de la manera que el cuerpo es uno, y tiene
muchos miembros, empero todos los miembros del cuerpo, siendo
muchos, son un cuerpo, así también Cristo.”
1 Corintios 12:4-12
.
Son solemnes las responsabilidades que descansan sobre aque-
llos que son llamados a actuar como dirigentes de la iglesia de Dios