Página 81 - Los Hechos de los Ap

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El evangelio en Samaria
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que escuchen la voz de Dios y vayan adonde él los envíe. Muchos
leen las Escrituras sin comprender su verdadero sentido. En todo el
mundo, hay hombres y mujeres que miran fijamente al cielo. Oracio-
nes, lágrimas e interrogaciones brotan de las almas anhelosas de luz
en súplica de gracia y de la recepción del Espíritu Santo. Muchos
están en el umbral del reino esperando únicamente ser incorporados
en él.
Un ángel guió a Felipe a uno que anhelaba luz y estaba dispuesto
a recibir el Evangelio. Hoy también los ángeles guiarán los pasos de
aquellos obreros que consientan en que el Espíritu Santo santifique
sus lenguas y refine y ennoblezca sus corazones. El ángel enviado
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a Felipe podría haber efectuado por sí mismo la obra en favor del
etíope; pero no es tal el modo que Dios tiene de obrar. Su plan es
que los hombres trabajen en beneficio de sus prójimos.
En la comisión dada a los primeros discípulos, se hallan incluídos
los creyentes de todas las edades. Todo el que aceptó el Evangelio,
recibió una verdad sagrada para impartirla al mundo. El pueblo
fiel de Dios fué siempre constituido por misioneros activos, que
consagraban sus recursos al honor de su nombre y usaban sabiamente
sus talentos en su servicio.
La abnegada labor de los cristianos del pasado debería ser para
nosotros una lección objetiva y una inspiración. Los miembros de la
iglesia de Dios deben ser celosos de buenas obras, renunciar a las
ambiciones mundanales, y caminar en los pasos de Aquel que anduvo
haciendo bienes. Con corazones llenos de simpatía y compasión, han
de ministrar a los que necesitan ayuda, y comunicar a los pecadores
el conocimiento del amor del Salvador. Semejante trabajo requiere
empeñoso esfuerzo, pero produce una rica recompensa. Los que
se dedican a él con sinceridad de propósito verán almas ganadas
al Salvador; porque la influencia que acompaña al cumplimiento
práctico de la comisión divina es irresistible.
Tampoco recae únicamente sobre el pastor ordenado la respon-
sabilidad de salir a realizar la comisión evangélica. Todo el que ha
recibido a Cristo está llamado a trabajar por la salvación de sus
prójimos. “Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga:
Ven.”
Apocalipsis 22:17
. A toda la iglesia incumbe el deber de dar
esta invitación. Todo el que la ha oído ha de hacer repercutir este
mensaje por valles y montes: “Ven.”