Página 93 - Los Hechos de los Ap

Basic HTML Version

Días de preparación
89
miento fué aceptado y sus pecados perdonados. Anhelaba tener la
seguridad de que Jesús estaría con él en su ministerio futuro. Vació
su alma de los prejuicios y tradiciones que hasta entonces habían
amoldado su vida, y recibió instrucción de la Fuente de la verdad.
Jesús se comunicó con él, y lo estableció en la fe concediéndole una
rica medida de sabiduría y gracia.
Cuando la mente del hombre se pone en comunión con la mente
de Dios, el ser finito con el Infinito, el efecto sobre el cuerpo, la
mente y el alma es superior a todo cálculo. En esa comunión se halla
la más elevada educación. Es el método de Dios para desarrollar a
los hombres. “Amístate ahora con él” (
Job 22:21
), es su mensaje a
la humanidad.
El solemne cometido que se dió a Pablo en ocasión de su en-
trevista con Ananías pesaba de modo creciente sobre su corazón.
Cuando, en respuesta a las palabras: “Hermano Saulo, recibe la vis-
ta,” Pablo había mirado por primera vez el rostro de este hombre
devoto, Ananías, bajo la inspiración del Espíritu Santo, le dijo: “El
Dios de nuestros padres te ha predestinado para que conocieses su
voluntad, y vieses a aquel Justo, y oyeses la voz de su boca. Porque
has de ser testigo suyo a todos los hombres, de lo que has visto y
oído. Ahora pues, ¿por qué te detienes? Levántate, y bautízate, y
lava tus pecados, invocando su nombre.”
Hechos 22:14-16
.
Estas palabras estaban en armonía con las de Jesús mismo, quien,
[104]
cuando detuvo a Saulo en el camino a Damasco, declaró: “Para esto
te he aparecido, para ponerte por ministro y testigo de las cosas que
has visto, y de aquellas en que apareceré a ti: librándote del pueblo y
de los Gentiles, a los cuales ahora te envío, para que abras sus ojos,
para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de
Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, remisión de
pecados y suerte entre los santificados.”
Hechos 26:16-18
.
Mientras consideraba estas cosas en su corazón, Pablo enten-
día más y más claramente el significado de su llamamiento “a ser
apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios.”
1 Corintios 1:1
. Su
llamamiento había provenido, “no de los hombres, ni por hombre,
mas por Jesucristo y por Dios el Padre.”
Gálatas 1:1
. La magnitud
de la obra que le aguardaba le indujo a estudiar mucho las Sagradas
Escrituras, a fin de poder predicar el Evangelio “no en sabiduría de
palabras, porque no sea hecha vana la cruz de Cristo,” “mas con