Página 100 - El Hogar Cristiano (2007)

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El Hogar Cristiano
vivo, santo, agradable a Dios.” Dice: “Hiero mi cuerpo, y lo pongo
en servidumbre; no sea que, habiendo predicado a otros, yo mismo
venga a ser reprobado.
No es amor puro el que impulsa a un hombre a hacer de su
esposa un instrumento que satisfaga su concupiscencia. Es expresión
de las pasiones animales que claman por ser satisfechas. ¡Cuán
pocos hombres manifiestan su amor de la manera especificada por el
apóstol: “Así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo
por ella [no para contaminarla, sino] para santificarla y limpiarla,”
para “que fuese santa y sin mancha”! Esta es la calidad del amor
que en las relaciones matrimoniales Dios reconoce como santo. El
amor es un principio puro y sagrado; pero la pasión concupiscente
no admite restricción, no quiere que la razón le dicte órdenes ni la
controle. No vislumbra las consecuencias; no quiere razonar de la
causa al efecto
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Por qué procura Satanás debilitar nuestro dominio propio
Satanás procura rebajar la norma de pureza y debilitar el dominio
propio de los que contraen matrimonio, porque sabe que mientras las
pasiones más bajas se intensifican las facultades morales se debilitan,
y no necesita él preocuparse por el crecimiento espiritual de ellos.
Sabe también que de ningún otro modo puede él estampar su propia
imagen odiosa en la posteridad de ellos, y que le resulta así aun más
fácil amoldar el carácter de los hijos que el de los padres
Resultados de los excesos
—Hombres y mujeres, aprenderéis
algún día lo que es la concupiscencia y el resultado de satisfacerla.
Puede hallarse en las relaciones matrimoniales una pasión de clase
tan baja como fuera de ellas
¿Cuál es el resultado de dar rienda suelta a las pasiones infe-
riores? ... La cámara, donde debieran presidir ángeles de Dios, es
mancillada por prácticas pecaminosas. Y porque impera una vergon-
zosa animalidad, los cuerpos se corrompen; las prácticas repugnantes
provocan enfermedades repugnantes. Se hace una maldición de lo
que Dios dió como bendición
Los excesos sexuales destruirán ciertamente el amor por los ejer-
cicios devocionales, privarán al cerebro de la substancia necesaria
para nutrir el organismo y agotarán efectivamente la vitalidad. Nin-
guna mujer debe ayudar a su esposo en esta obra de destrucción
propia. No lo hará si ha sido iluminada al respecto y ama la verdad.