Página 99 - El Hogar Cristiano (2007)

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Deberes y privilegios conyugales
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privilegi
de la relación matrimonial, y los principios santificados
deben ser la base de toda acción
En muchos casos, los padres ... han abusado de sus privilegios
matrimoniales, y al ceder a sus pasiones animales las han fortaleci-
do
El deber de evitar los excesos
—Llevar a los excesos lo legítimo
constituye un grave pecado
Muchos padres no obtienen el conocimiento que debieran tener
en la vida matrimonial. No se cuidan de manera que Satanás no les
saque ventaja ni domine su mente y su vida. No ven que Dios requie-
re de ellos que se guarden de todo exceso en su vida matrimonial.
Pero muy pocos consideran que es un deber religioso gobernar sus
pasiones. Se han unido en matrimonio con el objeto de su elección,
y por lo tanto, razonan que el matrimonio santifica la satisfacción de
las pasiones más bajas. Aun hombres y mujeres que profesan piedad,
dan rienda suelta a sus pasiones concupiscentes, y no piensan que
Dios los tiene por responsables del desgaste de la energía vital que
debilita su resistencia y enerva todo el organismo
[108]
La consigna sea: Abnegación y templanza
—¡Ojalá que pu-
diese hacer comprender a todos su obligación hacia Dios en cuanto
a conservar en la mejor condición el organismo mental y físico,
para prestar servicio perfecto a su Hacedor! Evite la esposa cristia-
na, tanto por sus palabras como por sus actos, excitar las pasiones
animales de su esposo. Muchos no tienen fuerza que malgastar en
este sentido. Desde su juventud han estado debilitando el cerebro y
minando su constitución por la satisfacción de las pasiones animales.
La abnegación y la temperancia debieran ser la consigna en su vida
matrimonial
Tenemos solemnes obligaciones para con Dios en cuanto a con-
servar puro el espíritu y sano el cuerpo, para beneficiar a la huma-
nidad y rendir a Dios un servicio perfecto. El apóstol nos advierte:
“No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, para que le obe-
dezcáis en sus concupiscencias.” Nos insta a ir adelante diciéndonos
que “todo aquel que lucha, de todo se abstiene.” Exhorta a todos los
que se llaman cristianos a que presenten sus “cuerpos en sacrificio
Nota: En otra ocasión la Sra. White habla del “carácter privado y de los privilegios
de la relación familiar.”
Testimonies for the Church 2:90
.—Los compiladores.