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El Hogar Cristiano
influencias malsanas. De ahí que sea tan necesario proporcionar a
las personas de edad mucha luz y mucho aire puro
Evítense las tierras bajas
—Si queremos que nuestras casas
sean moradas de salud y de dicha, tenemos que situarlas en lugar alto,
fuera del alcance de los miasmas y las neblinas de las tierras bajas,
y permitir que entren libremente en ellas los agentes vivificantes
del cielo. No haya pesadas cortinas, ni enredaderas que, por muy
hermosas que sean, hagan sombra a las ventanas; ábranse éstas y
sus persianas, y no se deje que crezcan árboles tan cerca de la casa
que quiten la luz del sol. El sol podrá ajar cortinas y alfombras y
deslucir los marcos de los cuadros; pero en cambio hermoseará con
los colores de la salud las mejillas de los niños
El patio en derredor de la casa
—Un patio hermoseado con
árboles dispersos y algunos arbustos, plantados a la debida distancia
de la casa, ejerce una influencia feliz sobre la familia y, si se lo cuida,
no causará perjuicio a la salud. Pero los árboles de sombra y las
matas de arbustos densas en derredor de la casa la hacen malsana,
porque impiden la libre circulación del aire y el acceso a los rayos
del sol. En consecuencia, se nota humedad en la casa, especialmente
durante las estaciones lluviosas
Efecto de las bellezas naturales
—A Dios le agrada lo bello.
Revistió de hermosura la tierra y los cielos, y con gozo paternal se
complace en ver a sus hijos deleitarse en las cosas que hizo. Quiere
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que rodeemos nuestro hogar con la belleza de las cosas naturales.
Casi todos los que viven en el campo, por muy pobres que sean,
pueden tener alrededor de sus casas algo de césped, algunos árboles
que den sombra, algunos arbustos lozanos y flores olorosas. Esto
contribuirá a la felicidad del hogar mucho más que cualquier adorno
artificial. Introducirá en la vida del hogar una influencia suavizadora
y purificadora, que fortalecerá el amor a la naturaleza y atraerá a
los miembros de la familia más cerca unos de otros y más cerca de
Dios
Sean los muebles sencillos
—Nuestros hábitos artificiales nos
privan de muchas bendiciones y de muchos goces, y nos inhabilitan
para llevar la vida más útil. Los muebles complicados y costosos
son un despilfarro no sólo de dinero, sino de algo mil veces más
precioso. Imponen una carga de cuidados, labores y perplejidades....